El águila que se robó el corazón de Sonso

Cuidar las aves, como la migratoria águila pescadora, y trabajar por los proyectos comunitarios están en el corazón de los habitantes de la laguna de Sonso, en el Valle del Cauca, Colombia.

La laguna de Sonso es un paraíso oculto en el Valle del Cauca, a 40 minutos de Cali, la tercera ciudad más importante de Colombia. Con  más de 2000 hectáreas, esta es la laguna más grande del departamento. Allí, según conteos de la comunidad, se han visto algo más de 200 especies de aves, una maravilla para los turistas que llegan desde distintas partes del mundo, a deleitar la vista con la variedad del paisaje.

Quienes llegan hasta allí, alejándose del ajetreo y la presión del reloj y las redes sociales, pueden descubrir una historia de emprendimiento comunitario en la que se entreteje la labor de los pescadores artesanales, las matronas y los jóvenes de la zona, quienes se unieron hace varios años para impulsar el ecoturismo, con la meta de conservar este paraíso natural y compartirlo con  quienes lo quieran disfrutar y respetar. 

Pero definir un norte hacia el cual todos en la comunidad pudieran volar en bandada no fue tarea fácil. Durante muchos años, los habitantes de las cercanías de la laguna se vieron vulnerados por agentes externos, además de climáticos (sequías o inundaciones), cuando diferentes organizaciones intentaron ayudarles, queriendo imponerles modelos y sistemas que no se ajustaban a su historia, tradiciones y capacidades. 

Cuando Audubon llegó a la zona, en el 2021, la primera gran lección que todos aprendieron fue que allí, en lo que ellos como comunidad  ya sabían y gracias a los conocimientos que han pasado de generación en generación, estaba la fuerza que los une y los impulsa a trabajar en un proyecto en el que todos, desde los niños hasta a los adultos mayores, tienen voz y participación.

El equipo de Audubon, junto a El Taller Fundación, entendió que no se puede proteger a las aves si primero no se escucha y se cuida a las comunidades.  Actualmente, en la comunidad se ha logrado un espacio de confianza y soporte. Reconociendo sus fortalezas y trabajando en equipo, ellos han diseñado un plan de vida que se traduce en un gran proyecto ecoturístico donde el águila pescadora, entre muchas especies más, sea la socia natural de este proyecto de alto vuelo. 

Entre las especies más fotografiadas por los pajareros que llegan a Sonso están el buitre de ciénaga (Anhima cornuta), el colibrí rubí topaz (Chrysolampis mosquitus), el cardenal pantanero (Paroaria nigrogenis) y la monjita cabeciamarilla (Chrysomus icterocephalus)​. 

Una visitante especial

Sin embargo, entre todas las aves que se ven escondidas en las ramas, a la orilla de la laguna o atravesando el cielo, hay una que representa a esta comunidad que se reconoce como un águila pescadora, a la cual, aún en español, llaman Osprey, como fue bautizado el hotel Ecolodge de Omaira Rendón, líder en esta comunidad anfibia de pescadores ancestrales que le presta atención a su vuelo y a su ataque porque, al caer sobre su presa, el águila sirve de brújula para los pescadores que le siguen en silencio. 

Aunque saben que es migratoria, la ven todo el año. Para ellos, el águila pescadora nunca se va y por eso quisieran tener más conocimiento sobre ella, para saber si la que ven hoy es la misma de ayer o la del año pasado. Se saben de memoria todos sus movimientos, que  describen con todo el cuerpo cada vez que los explican, pero no conocen sus desplazamientos por las rutas migratorias

El águila pescadora, Osprey, Pandion haliaetus, ​también conocida como halieto,​ guincho​ o gavilán pescador,​  es una rapaz de tamaño medio que mide entre 52 y 60 cm de alto, con una envergadura que varía entre 152 y 167 cm, y está presente en todos los continentes, excepto en la Antártida. 

En Sonso, no existe quien no la haya visto. Todos tienen diferentes historias y todas son historias de la vida real que no paran de contar.

Un sueño hecho realidad


“Osprey Ecolodge es un proyecto familiar, que decidimos llamarlo así porque es lo que nos representa. Osprey es águila pescadora y nosotros somos pescadores artesanales ancestrales. Buscamos una relación entre las aves y nuestro oficio y Osprey es perfecto. Es la forma de visualizarlo ante el mundo, además que es un nombre sonoro que permite que cualquier persona se acuerde de él. Cuando alguien en Colombia menciona Osprey se acuerda de Omaira, de la laguna y de la comunidad. Ha funcionado tanto para el nombre de la agencia operadora, Osprey Nature Tours, como  para el Ecolodge e incluso para el restaurante”, comenta Omaira Rendón, líder comunitaria, madre, abuela y empresaria.

El proyecto de la comunidad busca dar a conocer la riqueza y conservación de la laguna de Sonso  educando a turistas nacionales e internacionales, pero también a estudiantes que llegan hasta allí para aprender sobre este ecosistema. Otro de los objetivos de la comunidad es hacer un monitoreo permanente para saber más sobre las águilas pescadoras, conocer su proceso de anidación y migración. 

“En esta parte de Colombia protegemos precisamente al Osprey o águila pescadora, y nos interesa conocer más personas que tengan experiencias con esta especie tan maravillosa, para que podamos relacionarnos y encontrar juntos una solución para la conservación de esta hermosa especie. Hay mucha gente alrededor del mundo -porque la Osprey o águila pescadora tiene amplia distribución- y necesitamos precisamente conocer esas otras historias.  Sería bueno que pudiéramos encontrarnos y unirnos, ya sea por medio de las redes sociales o reunirnos para buscar respuestas a  las amenazas que hay en cada territorio y entender cómo podemos contrarrestarlas para poder conservar esta especie, que es responsabilidad de todos”, explica Omaira, quien llega desde su hotel a encontrarse con nosotros, en la laguna,  viajando varios minutos en una lancha.

Omaira asegura que se identifican con las águilas porque son especies muy fuertes que tienen un objetivo claro,  son insistentes y logran lo que necesitan; van directo por su presa. “Lo que buscamos es tener un objetivo claro para poder lograr nuestras metas. Entonces, acá la comunidad trabaja unida, precisamente para poder sostener las especies y mantener estos hermosos ecosistemas para que ellas tengan donde alimentarse, al igual que conservar nuestra cultura de pescadores artesanales ancestrales”. 

Todos para uno

Los rendimientos económicos del ecoturismo benefician a la comunidad, especialmente a las matronas de la laguna, 24 mujeres que preparan la alimentación para los turistas, herederas de la deliciosa sazón de las abuelas criadas a la orilla del río Cauca. 

También esas ganancias son importantes porque les permiten a los jóvenes educarse como intérpretes ambientales. Actualmente, doce de ellos  integran este proyecto en el que aprenden sobre biología y aves, además de inglés.  Todos estos conocimientos les sirven para mejorar su calidad de vida. 


Uno de ellos es Jonathan Bedoya, un joven de 23 años, quien llegó desde muy niño a vivir cerca de la laguna. Su labor como intérprete ambiental la empezó aprendiendo los nombres de las aves que veía. “Luego, debemos conocer cada detalle de lo que transmite un ave, todo lo que hay detrás de sus comportamientos y de los ecosistemas que habita”, cuenta Jonathan, quien asegura que, ha ajustado su vida a los hábitos de las aves, especialmente sus horarios. “Ellas saben que al que madruga, Dios le ayuda”, dice. 

“El águila pescadora es muy común en la laguna de Sonso porque afortunadamente todavía cuenta con espejo lagunar. Aquí, en las mañanas, muy fácilmente  podemos llegar a encontrarla, incluso  verla  desayunando uno que otro pescado que cae en sus garras”, comenta Jonathan, quien describe a las águilas  que se encuentran en la laguna, con una longitud de unos 60 centímetros.

“Cuando abre sus alas es aproximadamente de este tamaño”, dice abriendo sus brazos un poco más ancho que su cuerpo. “Es grande, pero no tan ancha, es más bien alargada, lo que le permite ser más rápida. Cuando va a pescar, se suspende en el aire, tiene ojo de águila literal (las águilas tienen reputación de tener buena visión), y sabe muy bien cuándo hacer su movimiento, va a la fija. Creo que es importante entender que las aves nos tratan de hablar a  su manera y,  como humanos, debemos  aprender a escucharlas. Las águilas tienen un canto muy peculiar: uno piensa que por ser tan grandes, podrían tener un canto muy grave, pero la verdad es que cantan casi como un pollito”, explica Jonathan, quien ve en el aviturismo una forma de obtener mejores ingresos económicos para su sustento y el de su familia, además de la oportunidad de conectar con personas de todo el mundo.

Compañera de faenas y ensoñación

Los pescadores también se benefician del turismo de naturaleza, actividad que atrae visitantes  todo el año, a quienes llevan en recorridos por la laguna y el río que tan bien conocen. Ese es el caso de Darío, quien llegó a la región en 1991. Su historia con el  águila pescadora es larga y está llena de detalles, como cuando cuenta que el águila  no se come la cabeza del pescado. 

“Cuando estoy aburrido, para disipar esta tristeza me voy a mirar aves. El canto de ellas hace que mi mente cambie”, dice Darío Dávila, quien dice que el águila pescadora es su aliada en la labor de la pesca. “Si ella no está, quiere decir que no hay peces, y eso es algo que cada vez es más frecuente. La laguna está cambiando. Nosotros vemos el águila todo el año, pero ¿qué va a pasar cuando ya no la veamos?”, se pregunta angustiado. 

El buchón es una planta acuática y especie invasora que presenta una alta competitividad con especies nativas por su rápido crecimiento y reproducción. Su biomasa es capaz de duplicarse en un mes, provocando la formación de densas colonias flotantes que disminuyen el flujo del agua y la disponibilidad de oxígeno. Una sola planta es capaz de provocar la invasión completa de un lago y por eso resultó ser un problema grave para la vida de la laguna de Sonso. Sin embargo, en la actualidad está generando oportunidades laborales para la comunidad, como la limpieza manual de la laguna, en la que los pescadores retiran una a una las plantas y reciben remuneración económica por esta labor. La transformación del buchón también se ha convertido en una opción para pescadores y grupos de mujeres que apuestan al aprovechamiento de esta planta, que en gran parte se utiliza como abono y como fibra para hacer papel y artesanías. 

En la Laguna de Sonso, se han registrado más de 200 especies de aves. En todo Buga, municipio al que pertenece la laguna, hay registradas más de 540 especies. En una sola pajareada de medio día, se ven, en promedio, 60 especies de aves. 

En 2017,  la laguna de Sonso, que hace parte de un complejo de 26 humedales del corredor del río Cauca, fue declarada como sitio Ramsar de importancia internacional. Se trata de un título que permite acceder a recursos de cooperación internacional para la conservación de estos ecosistemas.

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Agradecimiento:
Queremos destacar y dar un agradecimiento a la comunidad de la laguna de Sonso, por su apoyo para hacer realidad esta historia gracias a su profunda sabiduría y como últimos custodios de la historia de este territorio, sus conflictos y posibilidades. En especial a:
•    Asociación de pescadores - La Atarraya.
•    Corporación Aguas de Sonso.
•    Asociación de pescadores defensores del Río Cauca, sus humedales y la Laguna de Sonso - A.P.D.R.H.L. 
•    Colectivo de Cocineras Tradicionales – Matronas de la Laguna de Sonso.
•    Colectivo de Jóvenes - Aves de la Laguna de Sonso.
•    Osprey Ecolodge By Asociación de Productores Agropecuarios – PAP.