La ciencia acaba de documentar una impresionante nueva especie de pájaro cantor sudamericano. En un artículo publicado por la sociedad de ornitología de los Estados Unidos (American Ornithological Society) realizado en octubre, un equipo internacional de expertos presentó la Tangara Inti (Heliothraupis oneilli), un ave tan distintiva que se clasifica en un nuevo género por sí misma. Si bien esta publicación es nueva, resuelve misterios que han persistido desde el primer avistamiento notable de este pájaro amarillo brillante, hace 21 años.
El 10 de octubre de 2000, los ornitólogos estadounidenses Daniel Lane y Gary Rosenberg, expertos en aves tropicales, dirigían a un grupo de turistas por una ruta bien explorada cuando un canto alegre y gorjeante de la ladera boscosa llamó su atención. La carretera Kosñipata, en el sureste de Perú, ha sido un destino popular para la observación de aves durante años: Esta carretera, que se desplaza desde las tierras altas a las bajas, a través de un abundante bosque tropical, con cambios en la vida de las aves en cada elevación, permite a los visitantes acercarse al hábitat de casi 1000 especies. Los biólogos pensaban que conocían relativamente bien la avifauna de la zona.
Pero este canto... era algo nuevo. Rosenberg lo grabó y lo reprodujo. Lane vio al pájaro en una rama alta distante, y ambos pudieron apreciarlo brevemente con un telescopio. Luego, lamentablemente, se alejó, cruzó la cadena montañosa y desapareció de su vista. La imagen les quedó grabada: un pájaro amarillo brillante con una raya negra en la cabeza y un pico rosado, distinto a todos los que se conocen en la región.
“Mi primera impresión salvaje fue que parecía una oropéndola del Viejo Mundo, algo así como una oropéndola de nuca negra de Asia”, comentó Lane. “Como eso era imposible, mi siguiente pensamiento fue que debía ser una tangara. Gary también pensó que debía ser una tangara”. Sin embargo, no coincidía con ninguna especie conocida, lo que nos dejó perplejos y emocionados.
Los ornitólogos debieron abandonar la zona ese día, pero volvieron a buscar al pájaro amarillo. Durante los dos años siguientes, no encontraron ningún rastro. Lane hizo un esbozo cuidadoso de lo que habían visto y se lo envió a otros expertos sudamericanos. Todos estuvieron de acuerdo: Nunca antes habían visto otra especie parecida.
Luego, el 7 de octubre de 2003, Lane y Rosenberg estaban de regreso en Perú recorriendo la carretera Kosñipata, liderando otro grupo cuando escucharon el mismo canto. Esta vez, todos en el grupo pudieron ver bien al pájaro. La noticia hizo explotar los círculos de ornitología y observación de aves, y la misteriosa criatura pronto alcanzó el estatus de leyenda. Alguien señaló que su colorido plumaje se asemejaba al atuendo amarillo brillante de Uma Thurman en la película de 2003 de Quentin Tarantino, Kill Bill: Volume One, lo que hizo que el ave se ganara el apodo de “Tángara Kill Bill”. Todos querían saber más.
Los descubrimientos de nuevas especies de aves como esta son raros. Sudamérica tiene más de 3400 especies de aves, más que cualquier otro continente, y casi todos los años se descubren algunas pocas nuevas. Parte de estos hallazgos son crípticos: muy similares a especies conocidas, que se distinguen principalmente por la voz u otras características sutiles. Otras se destacan como criaturas únicas, pero viven en hábitats aislados e inexplorados por los biólogos. La Tángara Kill Bill, por otro lado, era un pájaro amarillo brillante fácilmente identificable que vivía en una carretera muy transitada. ¿Cómo este pájaro pudo haber pasado desapercibido hasta ahora?
El descubrimiento también se produjo en un momento en que la ornitología se encontraba reescribiendo las reglas de la taxonomía de las tángaras, lo que sumó a la fascinación frenética. A principios de la década del 2000, la familia de las tángaras (Thraupidae), originalmente definida por aspectos como la forma del pico moderadamente grueso y el color brillante del plumaje, estaba siendo redefinida por nuevos estudios del ADN que revelan relaciones entre especies a nivel molecular. La nueva clasificación muestra, por ejemplo, que ciertas especies norteamericanas como la tángara rojinegra o la tángara roja son, en realidad, miembros de la familia de los cardenales. Mientras tanto, siete especies sudamericanas de “cardenales”, incluido el cardenal de gorro rojo, ahora se clasifican como tángaras, al igual que otras aves que antes se consideraban pinzones, trepadores de miel o comedores de semillas. Entonces, aunque se recogió un espécimen de la nueva ave en 2004, los biólogos necesitaron más tiempo y más información para decidir qué clase de pájaro era.
El siguiente avance se produjo en diciembre de 2011, a más de 320 kilómetros del lugar en Perú. En el bosque semicaducifolio del valle de Machariapo, en el noroeste de Bolivia, el ornitólogo Frank Rheindt escuchó un canto desconocido. Cuando localizó y vio al pájaro cantor, se dio cuenta de que coincidía con el ave misteriosa de la carretera de Kosñipata.
Sorprendentemente, el Valle de Machariapo también había sido examinado previamente por biólogos, pero solo durante la estación seca. Rheindt estuvo allí durante la temporada de lluvias, al igual que el pájaro. De hecho, era bastante común: varias aves cantaban en el bosque a lo largo de las cimas de las colinas. Rheindt finalmente había descubierto una población que podía estudiarse. La región fue visitada por equipos de ornitólogos estadounidenses y bolivianos en 2012, 2013 y 2019 para recopilar más información sobre esta encantadora ave.
La fascinante imagen que apareció es una tángara que se destaca por sí sola. Es tan distinta genéticamente que los científicos la clasificaron con su propio género nuevo, Heliothraupis, que se traduce como “tángara solar”, ya que refleja sus tonos dorados y la preferencia por el bosque seco y soleado en lo alto de las colinas. Su nombre común es Tángara Inti en español (o Inti Tanager en inglés): “Inti” es una antigua palabra indígena para el sol, que todavía se usa en las lenguas modernas, quechua y aimara, de la región.
También es inusual que la Tángara Inti migre dentro de los trópicos. Se pasa la temporada de lluvias (al menos de noviembre a marzo) anidando en bosques semicaducifolios al noroeste de Bolivia. En la estación seca (aproximadamente de junio a octubre), se cree que se traslada a las laderas más bajas de los Andes, en el sureste de Perú. (En esta última región, solo se sabe acerca de la carretera Kosñipata, probablemente porque hay pocas carreteras que permitan que los biólogos accedan a su hábitat, indica Lane). El ornitólogo Ryan Terrill, otro coautor de la descripción de la nueva especie, calculó que el posible hábitat no reproductivo podría cubrir 10 veces más que el área de reproducción. Esto ayuda a explicar las cifras observadas en Bolivia, donde se concentra la especie, en comparación con la única ave observada junto a la carretera en Perú.
El biólogo Miguel Ángel Aponte Justiniano, asociado del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado en Santa Cruz, Bolivia, tuvo un papel clave en las expediciones para estudiar la tángara y fue coautor del artículo que la describe. La noticia de la nueva especie se celebra con gran alegría entre los biólogos y observadores de aves bolivianos, indicó. Observar la Tángara Inti fue una de sus experiencias más emocionantes, afirmó Aponte, pero también lo es el proceso de dar a conocer la especie a la comunidad científica y al público en general.
Todos los involucrados en el proyecto parecieron sentirse de la misma manera. Para Daniel Lane, el autor principal del artículo, esta clasificación fue una forma de cerrar un capítulo de su juventud. Cuando era un observador de aves preadolescente en la década de 1980, Lane leyó un artículo sobre John O'Neill, cuyo trabajo por medio del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad del Estado de Luisiana (LSU) había generado tantos descubrimientos en Sudamérica. La carrera de O'Neill tuvo un comienzo espectacular cuando descubrió un género y una especie de tángara nuevos para la ciencia en Perú en 1963. Más tarde, O'Neill dirigió numerosas expediciones de la LSU a los trópicos y enseñó a generaciones de ornitólogos jóvenes como Lane, Rosenberg, Terrill y muchas otras personas, incluidas varias provenientes de Sudamérica. Entonces, cuando Lane tuvo un nuevo género y especie de tángara para describir a la ciencia, que también fue descubierta en Perú, resultó muy satisfactorio nombrar a la especie para este mentor: Heliothraupis oneilli.
¿Qué le depara el futuro a la Tángara Inti? Aponte es cautelosamente optimista. Se sabe que el ave se reproduce en el bosque con algunas protecciones: el Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) asociada al Parque Nacional Madidi. Todavía puede encontrarse dentro del parque. Se encuentran entre las áreas con mayor biodiversidad en Bolivia, agrega Aponte, y este hábitat es importante para muchas otras aves, como, por ejemplo, el guacamayo militar, que escasea y es vulnerable. El área también se está convirtiendo en un sitio de invernada de alta importancia para las reinitas de Connecticut, migrantes de Norteamérica, cuya área de distribución no reproductiva es poco conocida.
Aun así, explica Aponte, la ciencia necesita aprender más sobre la historia natural de la Tángara Inti para protegerla mejor. Su hábitat de reproducción en Bolivia parece ser seguro por el momento. Pero, como en cualquier otro lugar del mundo, la preservación de estas áreas dependerá del esfuerzo y la vigilancia continuos. La presencia de esta hermosa y única tángara, y la fascinante e inspiradora historia de su reciente descubrimiento, brindan más razones para conservar estos hábitats realmente invaluables.