En 1965, una fotografía de un búho con un ave cantora en su pico ganó el primer Premio Wildlife Photographer of the Year, de CVR Dowdeswell, presentados por un joven David Attenborough. Ese año solo 500 fotógrafos participaron del concurso, que se ha realizado en el Museo de Historia Natural de Londres, Inglaterra, desde 1984. Avancemos hasta el día de hoy, en el que miles de fotografías, que cada una ilustra la belleza y la fragilidad del mundo natural, llegan desde casi 100 países para competir por el premio principal: aproximadamente USD 12.000 y el prestigio que implica ganar una de las competencias de los medios de vida silvestre más grandes del mundo.
Esta semana, el museo anunció los ganadores y finalistas del concurso de este año, con 13 categorías diferentes para adultos y jóvenes. El biólogo y fotoperiodista gráfico Tim Laman se llevó el gran premio con una imagen de un orangután trepado al tronco de una higuera muy por arriba el follaje del bosque del Parque Nacional Gunung Palug en Indonesia. Laman comentó a USA Today que, a pesar de estar emocionado de ver que su trabajo se comparte en el ámbito internacional, está más motivado por la oportunidad de "hacer una diferencia para la conservación del orangután".
Hoy se inauguró en el museo una galería que expone aproximadamente 100 de las mejores imágenes, una exhibición itinerante que comenzará su recorrido internacional en 2017, y muchas de esas obras maestras rinden homenaje a las aves. Explore nuestra selección de las once mejores imágenes de aves, junto con comentarios sobre el concurso. Y si usted es fotógrafo, prepárese: la competencia del próximo año aceptará inscripciones desde el 24 de octubre hasta el 15 de diciembre de 2016.
Mochuelo Alpino, Suecia
Con la primera luz del día, el fotógrafo Mats Andersson utilizó blanco y negro para capturar el momento de melancolía después de la muerte del compañero de este mochuelo alpino. La pareja había acompañado a Andersson en sus caminatas diarias alrededor del bosque durante el principio de la primavera. "La postura de descanso del mochuelo reflejaba mi tristeza por su compañero perdido", dice. La imagen del mochuelo solitario de Andersson, encuadrada con las ramas desnudas e iluminada con la primera luz del día, fue la ganadora de la competencia en la categoría Blanco y Negro.
No mucho después encontró a este mochuelo también muerto, y sospecha que la pareja podría haber muerto en las garras de uno de los búhos más grandes del bosque, aunque no para alimentarse sino porque, en la época de reproducción, no toleraba a otras aves de presa en su territorio.
Cotorra de Kramer, India
Esta cotorra de Kramer no estaba feliz. Había regresado a su agujero de nidificación, en lo alto de un árbol en el Parque Nacional Keoladeo de India, para encontrarse con un varano de Bengala que se había instalado allí. El ave de inmediato intentó desalojar al invasor: mordió la cola del varano, sosteniéndola durante un par de segundos cada vez, hasta que se retiró hacia adentro del agujero, y lo molestaba cada vez que intentaba salir a disfrutar. Este asedio continuó durante dos días, lo que le dio tiempo al fotógrafo Ganesh Shankar para capturar esta imagen, ganadora de la categoría Aves. Eventualmente la cotorra se dio por vencida y se fue, probablemente a buscar otro lugar en donde criar a sus polluelos.
Toco piquigualdo sureño, Sudáfrica
Este toco piquigualdo sureño, con la punta de su gigantesco pico a modo de pinzas, lanzaba termitas al aire con movimientos rápidos y luego las atrapaba y las engullía. Mientras buscaba alimento al lado de un sendero del Parque Transfronterizo de Kgalagadi, en Sudáfrica, el toco estaba tan concentrado en su tentempié de termitas que de a poco se acercó a una distancia de no más de 20 pies del vehículo en el que el doctor y fotógrafo Willem Kruger estaba sentado observando con su cámara. Esta imagen fue una de las finalistas de la competencia en la categoría Aves.
El ave se alimenta de este modo porque su lengua no es lo suficientemente larga para recoger los insectos del mismo modo que lo haría un carpintero. A pesar de que su gigantesco pico restringe su campo visual, aun así puede ver la punta del pico y recoger insectos con precisión de esta manera.
Gaviota encapuchada, Hungría
La primera vez que vio esta gaviota encapuchada, el fotógrafo de aves Bence Maté pensó que estaba cargando una planta de junco larga y delgada. Después de todo, era la temporada de reproducción en el Parque Nacional Kiskunság, una reserva de biósfera de Hungría, hogar de decenas de miles de aves migratorias. Maté estaba tan ocupado concentrándose en ajustar la composición y el foco que no se dio cuenta de lo que ese "junco" era en realidad.
Cuando revisó sus imágenes más tarde notó que la pata de la gaviota estaba atrapada en una percha de plástico. "Las gaviotas se alimentan en vertederos de basura fuera del parque nacional. Con frecuencia las he visto enredadas en basura", dice. "Pero en general se enredan en sedales y ganchos descartados alrededor de los lagos. Vi a esta pobre ave volando en la zona durante dos días más antes de que desapareciera". Su imagen fue finalista de la competencia en la categoría Imagen Única.
Bobo norteño, Escocia
La isla de Unst, parte de las Islas Shetland, es famosa por sus diversas colonias de aves marinas reproductoras, que incluyen gaviotas tridáctilas, alcas comunes, págalos, cormoranes, araos, frailecillos, fulmares boreales y alcatraces. Pero la luz y el paisaje también atrajeron al fotógrafo Guillaume Bily a la zona.
Este día, un gran banco de niebla flotaba sobre el mar, que ocultaba parte del sol. "El reflejo del sol en el agua era el único punto de referencia en esa inmensidad azul", dice Bily, hasta que un único alcatraz voló como un fantasma y se introdujo en el cuadro. Había visto el mismo efecto de la luz unos días atrás; esta vez, Bily corrió hacia el borde del acantilado cuando vio que la luz cambiaba para capturar esta imagen, una de las finalistas de la competencia en la categoría Aves.
Estornino chico brillante de orejas azules, Etiopía
El sol se ponía sobre el lago Awasa, en Etiopía, mientras los estorninos chicos brillantes de orejas azules regresaban para descansar. Antes de acomodarse en los árboles para pasar la noche, algunos se agacharon sobre una pendiente pequeña y arenosa, con sus alas abiertas, para absorber los últimos rayos del sol.
Las aves, comunes en muchas áreas de África, embellecieron la orilla del lago con sus colores iridiscentes, pero fueron sus ojos amarillo brillante los que llamaron la atención del fotógrafo de vida silvestre Nicola Di Sario. Mientras las aves estaban concentradas en sus rituales, él aprovechó el reflejo de la luz pálida sobre el agua detrás de los árboles. Con un individuo encuadrado contra este fondo, capturó una atmósfera de sombras que permite que el ojo del ave se destaque en la oscuridad. Esta imagen fue una de las finalistas de la competencia en la categoría Blanco y Negro.
Flamenco común, Francia
El flamenco común levantó su cabeza para tomar un respiro mientras se alimentaba y posó durante un momento, con su cabeza y su cuello barnizados de lodo espeso. Luego volvió a poner su cabeza al revés y siguió caminando, moviéndola de lado a lado, bombeando agua a través de las placas en forma de peine de su pico para filtrar pequeños bocados, como larvas, gusanos y artemias.
Laurent Chagnard lo observó desde detrás de los juncos a la orilla de una pequeña laguna en la Camarga Francesa. Este gigantesco delta, con sus lagunas saladas, lagos y pantanos, atrae a más de 350 especies de aves y presume de ser la colonia de flamencos comunes más grande del mediterráneo, con aproximadamente 10.000 parejas. La foto de Chagnard, la primera que ha presentado en una competencia, fue finalista en la categoría Aves.
Cuervo común, España
El fotógrafo José Juan Hernández Martínez se acomodó antes del amanecer, con su lente preparado sobre el suelo desde un observatorio que había enterrado parcialmente en un campo en Fuerteventura, en las Islas Canarias. Sobrevolaban cuervos que no pudieron resistirse a detenerse en el campo para espiar dentro de las botellas de vidrio que un transeúnte había arrojado. Estas botellas son trampas mortales para criaturas como lagartijas y musarañas, que brinda carroña a los cuervos.
"Espiaban dentro de las aberturas de las botellas, las recogían y las colocaban en diferentes posiciones, incluso en vertical, para inspeccionar su contenido" en busca de un bocadillo sabroso que valiera la pena extraer con sus picos, dice Hernández Martínez. Pasó varios días en el observatorio para capturar esta imagen, una de las finalistas en la categoría Aves, que el dice que resume el carácter curioso e inteligente del cuervo.
Pelícano común, Rumania
El fotógrafo de aves Bence Maté pasó 48 horas en su escondite en una isla de la región rumana del Delta del Danubio para capturar esta imagen, que fue una de las finalistas de la competencia en la categoría Detalles. Había construido el escondite en el invierno, antes de la llegada de los pelícanos comunes: el delta es hogar de más de 2.500 parejas de pelícanos, la colonia de reproducción más grande fuera de África.
El frente del escondite de Bence tenía un espejo unidireccional orientado hacia las marismas, que veinte pelícanos o más cruzaban para alimentarse en el delta. "Se acercaron tanto que podía ver los detalles más pequeños", dijo Maté. Aquí encuadró el rostro de una hembra, en la que su piel teñida de anaranjado y los pliegues amarillos de su buche contrastan con su pico azul.
Cormorán de Brandt, California, Estados Unidos
La ironía no pasó inadvertida para el fotógrafo de vida silvestre Alex Mustard: perforar en busca de petróleo por lo general no es beneficioso para la vida silvestre. Aun así, las plataformas ofrecen refugio a los peces y sirven como terreno de caza para sus predadores. La plataforma de petróleo Eureka, en Long Beach, California, es uno de los lugares favoritos de los Ccormoranes de Brandt locales, ya que tiene una oferta de peces y una estructura sobre el agua para descansar y secar sus alas.
La plataforma también permite que los buzos exploren por debajo de ella. Mustard se propuso capturar un cormorán en plena cacería, pero las aves se escondieron detrás de las patas de la plataforma, pero la marea y la corriente cambiaban constantemente. Por lo tanto, le llevó muchos intentos lograr capturar este momento, cuando un cormorán arrasó con un banco de estorninos que se destacaba entre el azul. La foto de Mustard fue una de las finalistas de la competencia en la categoría Aves.
Águila marcial, Kenia
Las plumas con lunares esparcidas en el suelo inmediatamente delatan a la víctima: una gallina de Guinea, un ave común en la Reserva Nacional Maasai Mara de Kenia. Los turistas habían ahuyentado al responsable, un águila marcial, pero el fotógrafo de vida silvestre Saud Alenezi sabía que el águila probablemente regresaría en busca de su alimento.
Está prohibido salir del vehículo en la reserva por los leones, así que Alenezi amarró su cámara a un vehículo robótico para acercarse al cadáver sin ahuyentar al predador. Su apuesta tuvo recompensa: hacia el final del día, el águila marcial regresó a reclamar su presa y miró directamente a la cámara para que Alenezi pudiera capturar esta fotografía, una de las finalistas de la competencia en la categoría Aves.