De niño, Sam Hobson no dejó que su vecindario en la ciudad de Bristol, Reino Unido, le impidiera explorar la naturaleza. Pasaba los días merodeando su patio trasero y los parques del vecindario en busca de vida silvestre y tenía una particular debilidad por las aves. "Volvía con historias para contar y le decía a mi mamá o a mi familia: 'Vi esta genial ave aquí'", dice Hobson. Aunque a veces, su familia no creía sus historias. Entonces tomó una cámara para tomar fotografías como evidencia ─una práctica que continua hoy en día como fotógrafo profesional de vida silvestre.
“Siempre me interesó la vida silvestre”, cuenta Hobson, cuyas fotografías de alcatraces comunes aparecen en nuestra edición de invierno de 2016. “Era cuestión de ver las aves y llegar a conocer su comportamiento y hábitos y rutinas diarios”.
Décadas más tarde, Hobson siguió la misma filosofía que en su juventud, mientras aboga por la vida silvestre común que varios ciudadanos subestiman. "En el Reino Unido, las personas suelen dar por sentado e ignorar a las aves comunes, como las gaviotas, los pericos, los mirlos u otros parecidos", explica. "Algunos incluso consideran que son como una plaga." Él se ha propuesto generar curiosidad acerca de las aves y otros animales al mostrar cómo sobreviven en las ciudades y pueblos y en sus alrededores, incluso cuando no lo notamos.
Audubon habló con el fotógrafo de Bristol para aprender más acerca de su arte y para oír las historias detrás de sus fotografías favoritas.
Platanero, Tobago
Esta imagen de un platanero bebiendo jugo de frutas es una de las primeras fotos de Hobson con su estilo característico de retratos de animales en paisajes humanos. De vacaciones en Tobago, lo fascinaron los nectarívoros que robaban sorbos de jugo de frutas de los clientes en los restaurantes. Pensó que sería una linda fotografía, así que colocó un vaso repleto de jugo en un alféizar y esperó a que los plataneros lo visitaran.
Hobson los observó por un tiempo para analizar su comportamiento: con qué frecuencia bajaban en picada, por cuánto tiempo merodeaban y dónde hacían una pausa entre sorbos. “Al hacerlo, al concentrarse en establecer una composición y un fondo, cuando el ave viene al lugar correcto, uno ya está listo”, detalla Hobson. Enfocó la cámara en el vaso y cuando el ave aterrizó, tomó la foto ─una estrategia de fotografía que ejemplifica su estilo. "Al observar su comportamiento y lo que el ave está haciendo, se puede aprender a predecir lo que va a hacer luego", comenta el fotógrafo. "Es importante desarrollar las habilidades de avistaje de aves o de vida silvestre mucho antes de tomar una cámara".
Garza Real, Amsterdam
En Amsterdam, las Garzas Reales recorren las calles como si fueran personas normales en su vida cotidiana. Hobson había oído acerca de las aves y que las personas en Amsterdam las ignoraban. “En el Reino Unido, estas aves son bastante tímidas, solitarias y no son tan accesibles", cuenta. “Me di cuenta de que si podía fotografiarlas y mostrárselas a personas fuera de Amsterdam, estarían sorprendidas".
Después de investigar un poco, tomó un corto vuelo a los Países Bajos y fue al mercado de pescado, donde las aves buscan alimentarse de las sobras. “Las garzas comenzaban a congregarse en los edificios una hora antes de que cierre el mercado”. A medida que acechaba a las aves con su cámara en mano, las personas se acercaron a preguntarle por qué tomaba fotos de aves tan comunes. Esa reacción le demostró que incluso las aves más impresionantes pueden perderse con el fondo cuando son familiares.
Zorzal charlo, Leeds
Para capturar la nidificación de esta familia de zorzales charlos en un semáforo, Hobston obtuvo información de un residente de Leeds. “Cuando fotografías aves en la ciudad por un largo tiempo, las personas ya saben qué es lo que haces”, relata Hobson. “Por lo que si ven algo genial, como un ave que anida en un semáforo, te envían un correo electrónico”. No ocurre a menudo, pero cuando sucede, puede valer la pena. Las aves estaban anidando sobre una intersección ajetreada, él no quería molestarlas así que no se quedó mucho tiempo ni intentó capturar un primer plano.
Hobson no está seguro de la razón por la que los zorzales eligieron anidar en un semáforo, que está muy expuesto. Más allá de los cambios de colores constantes. Los posibles beneficios incluyen el voladizo, que protege el nido de la lluvia, y el ajetreo y bullicio de la intersección, que podría desanimar a los gavilanes comunes que cazan en el área.
Gaviota argéntea, Blackpool
Blackpool es un típico pueblo costero, donde las personas van a comer pescado rebozado con papas fritas y mirar el mar. Y en cualquiera de estos pueblos costeros, las gaviotas locales dependen mucho del alimento abandonado. Cuando terminó de revolver sus propias papas, Hobson pensó en usar sus sobras para armar una toma frente a esta torre que, según él, “no es la Torre Eiffel pero es un punto de referencia icónico”.
Escondió su cámara en una bolsa de papas fritas, configuró el disparador remoto y esperó a que las gaviotas desciendan. Cuenta que al principio no querían acercarse, “pero cuando lo hicieron, fue en un grupo numeroso”. En 30 segundos se acabaron las papas y Hobson logró la toma, con la torre que se asoma en el fondo. “Creo que al utilizar un entorno que parezca familiar, las personas se conectan mejor con la imagen", explica.
Halcón peregrino, Bristol
Hobson no tuvo que buscar lejos para encontrar este halcón peregrino: vive en su ciudad natal, Bristol. “Si vives en una ciudad, llegas a conocer lo que ocurre a nivel local y obtienes fotos mucho mejores que si visitas un lugar en la otra punta del mundo por primera vez”. Sabía que a las aves de rapiña les gusta anidar en Avon Gorge, en donde hay un río y el alimento abunda. Pero también está cerca de una carretera concurrida, donde los fotógrafos se juntan para sacar fotos de aves adultas que pasan volando a nivel de la vista.
Pero Hobson no quería una toma "natural" de un halcón y un panorama silvestre de fondo, él quería mostrar lo cerca que viven de la gente. “Las personas y los animales coexisten, y no sé por qué intentamos con tanto esmero pretender que no es así”, comenta. Entonces tomó una estrategia diferente con los halcones.
Por sus años en Bristol, sabía que los halcones emplumados pueden ser bastante torpes y suelen aterrizar en un camino que conduce hacia el costado del zanjón. Divisó al ave desde la carretera debajo y, para cuando llegó a la cima del zanjón, el ave todavía estaba allí. “Lentamente encuadré la toma y luego esperé a que los autos pasaran en el momento adecuado”, relata. “Para mí, es más real: si no muestras el contexto, casi estás editando la historia y quitándola de la foto”.
Paloma Doméstica, Londres
Cuando Hobson capturó esta toma de cuatro palomas curiosas, estaba esperando a los halcones peregrinos. Se aburrió, entonces decidió practicar con una especie más común. Recuerda haber pensado lo comunes que son las palomas en Londres, por lo que supuso que fotografiarlas frente al Palacio de Westminster sería una linda fotografía.
Ubicó su cámara en el suelo y obtuvo la atención de las aves al lanzar un poco de pasto en el aire. Cuando aparecieron presurosas a investigar, él capturó la imagen. “Fue mejor que lo que había estado esperando durante meses”, afirma. “Se toman algunas de las mejores fotos mientras se espera que otra cosa suceda”.
Papamoscas gris, Reino Unido
Cuando Hobson oyó que los papamoscas grises estaban anidando en el costado de un antiguo secadero de lúpulo, supo que tenía que fotografiar la escena antes de que los polluelos crecieran. Pero también sabía que debía ser más cuidadoso con los pichones que con las aves que fotografía habitualmente. “Es un período tan vulnerable para ellos”, explica.
Para evitar molestarlos, armó su equipo lo más lento que pudo. Primero colocó su trípode y luego salió a ver cómo reaccionarían las aves. “Si no tienen problema, puedes poner la cámara encima y luego salir de ahí”, agrega. Una vez que configuró la cámara sin causar un comportamiento extraño de las aves, se puso de pie lejos, con el disparador remoto en una mano y binoculares en la otra para espiar a sus modelos. Incluso tomó algunas fotos de prueba para garantizar que los sonidos de la cámara no molestaran al nido. “El sonido del obturador puede ser bastante confuso”, explica. Finalmente, capturó una foto de un papamoscas adulto con una mariposa Maniola jurtina, que pronto sería devorada por los pajaritos hambrientos.
Cotorra de Kramer, Lewisham
La calidad etérea de esta imagen de las cotorras que vuelan sobre el cementerio de Lewisham, como si ellas mismas fueran almas perdidas, se debe al clima triste de Londres, y a un poco de suerte. Hobson cuenta que “Londres puede ser muy gris, soso y aburrido, y, en medio de todo eso, uno tiene estas aves exóticas de un verde muy intenso”. Cuando llegó al cementerio, sabía que quería usar un teleobjetivo para crear un efecto borroso pero no estaba seguro de cómo deseaba armar la toma.
Hobson observó las aves por un tiempo y notó que siempre siguen el mismo recorrido de vuelo cuando vinieron a posarse. Configuró su cámara para que el flash se activara al final de la exposición en vez de al principio. “Como las aves se mueven durante la imagen, crea un rastro fantasmal detrás de ellas en vez de por delante”, aclara. “Me sorprendí cuando volví a la cámara. Esperaba obtener algo bueno, pero no esperaba que todo confluya tan bien”.
Gaviota tridáctila, Newcastle
Las gaviotas tridáctilas de Newcastle anidan más tierra adentro que otras gaviotas del mundo y su existencia urbana las ha hecho polémicas. Los edificios y otras estructuras, como el puente sobre el río Tyne, brinda una superficie de nidificación que es similar a los acantilados que la especie suele frecuentar. “La mayoría de las personas las ven como gaviotas”, sostiene. Por eso las consideran principalmente una molestia.
Algunos negocios de la zona quieren deshacerse de ellas. "Pero los locales que saben que es un 'privilegio poco frecuente ver a las gaviotas tridáctilas de cerca', están reclamando salvar a las aves", dice Hobson. Existen debates similares en todo el mundo, a medida que las comunidades lidian con la vida silvestre urbana e intentan decidir si los animales son plagas o potenciales atracciones turísticas. Las gaviotas tridáctilas atrajeron, al menos, a Hobson. En el fondo, se puede ver Sage Gateshead, un conocido recinto para conciertos.
Azor común, Berlín
Existen más de 100 parejas de azores comunes que anidan en Berlín y Hobson ha realizado varios viajes para fotografiarlas. A pesar del entorno urbano, luchó para capturar una toma que muestre que están en la ciudad. “Dado que estas aves son bastante arbóreas, incluso en la ciudad, tienden a permanecer en grandes parques y cementerios. Es difícil verlas frente a un edificio”, señala.
Con suma atención y mucha paciencia logró capturar una fotografía de un azor joven mientras atrapaba una rata. Un experto local le informó del ave, que justo había emplumado y aún se estaba acostumbrando al vuelo. ”Sabía que a este azor le gustaba estar en un árbol o a un lado de estos chapiteles porque allí se empluma”, comenta. Se imaginó la toma ideal del ave volando en picada delante del chapitel, entonces esperó por horas mientras caminaba por la acerca con esperanzas de que el azor volara. Finalmente, cuando el ave despegó, Hobson estaba listo para capturar la imagen.