Celebramos el Día de la Niña y la Mujer en la Ciencia destacando a cuatro increíbles mujeres que lideran la conservación y la investigación en las Américas. Con pasión, dedicación y un profundo compromiso con el medio ambiente, Loretto Arriagada, de Chile, Noemí Moreno, de Colombia, Adriana Moreno, de Panamá, y Carrie Gray, de Canadá, están conectando la ciencia y las comunidades con la conservación hemisférica. ¡Sigue leyendo para saber más sobre estas notables investigadoras y conservacionistas!
Loretto Arriagada: nacida para la ciencia
“La Lore de niña jugaba con un colador, un frasco y una lupa. Recolectaba insectos, piedras, arena, las clasificaba y observaba. Buscaba lo que encontraba en las enciclopedias. Quería saber todo sobre la fauna y el mar. Estaba todo el día en eso. Jamás jugó con una muñeca, las dejaba de adorno... Ni si quiera las sacaba de su caja”.
Así recuerda su infancia Loretto Arriagada, cuya temprana vocación científica la llevó a ser bióloga marina, profesión que eligió con tan solo ocho años. Además, cuenta con un postgrado en Análisis y Gestión Ambiental y, gracias a una beca de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica de Chile (hoy ANID, Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo), realizó un Doctorado en Ciencias Ambientales.
Como parte del equipo de Audubon Américas, Loretto se desempeña como Coordinadora Local de Programas de Audubon en Chile. Su trabajo consiste en desarrollar e implementar planes de acción y manejo de amenazas antrópicas y disturbios naturales sobre las aves y sus ecosistemas. También está a cargo de la implementación de la iniciativa Rutas de Aves Migratorias de las Américas en Chile (AFI, por sus siglas en inglés), cuyo primer piloto se encuentra en el Humedal Rocuant Andalién.
Respecto a la labor científica que adelanta, ella asegura que “hoy necesitamos, más que nunca, un desarrollo sostenible, el cual requiere más ciencia, más científicas, lo que, a su vez, representa una oportunidad para lograr incrementar el número de mujeres con igualdad de oportunidades”.
Según datos de la UNESCO, las mujeres representaban solo el 35% de estudiantes en carreras STEM al 2022 (carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). El mensaje de Loretto para las niñas y jóvenes que quieren seguir estas disciplinas es “¡que se atrevan! Las mujeres tenemos mucho que aportar a las carreras STEM. Sin embargo, existe una brecha preocupante que reduce las posibilidades de innovación para abordar los desafíos actuales y futuros”.
Si bien su inspiración para enamorarse de la biología marina a tan temprana edad fue el destacado oceanógrafo Jacques Cousteau, Loretto cuenta que en sus años de estudio de enseñanza media y pregrado logró identificar a una “gran cantidad de científicas a lo largo de la historia cuyos trabajos, sin duda, son inspiradores, pero no tan conocidos”. Y reflexiona: “Esto también nos deja una tarea”.
Loretto Arriagada se unió a Audubon Chile en 2020. Desde entonces, ha liderado la implementación del Plan de Acción para la Conservación de la IBA Humedal-Marisma Rocuant Andalién. Actualmente apoya la coordinación del proyecto "Integración de la conservación de aves costeras en Chile II" y la implementación de la estrategia de resiliencia costera de Audubon Américas en Chile.
Carrie Gray: la intérprete de los bosques boreales
Carrie Gray, licenciada en Gestión de la Vida Silvestre, doctora en Ecología y Ciencias Ambientales y apasionada del crucigrama del New York Times, utiliza la ciencia en su trabajo para apoyar la creación de Zonas Indígenas Protegidas y Conservadas (IPCA por sus siglas en inglés) en los bosques boreales de Canadá.
Allí, los pueblos indígenas están liderando ambiciosas iniciativas de conservación para proteger cientos de millones de acres de bosques, humedales y zonas costeras que sirven de hábitat de cría a miles de millones de aves.
Su primera experiencia sobre el terreno fue durante un fin de semana de voluntariado en Great Gull Island (frente a la costa de Long Island, Nueva York), que es propiedad del Museo Americano de Historia Natural y constituye una importante escala para las aves migratorias y el hogar de una gran colonia de charranes nidificantes. “Es pequeño, remoto y bastante carente de instalaciones o comodidades. Pero allí conocí a una mujer increíble llamada Helen Hays, que en aquel momento tenía casi 70 años y pasaba seis meses al año en la isla desde 1969. Siguió haciendo ese trabajo hasta los 90 años y, bajo su tutela, la población de charranes se multiplicó por 10 durante las décadas que dedicó a ese proyecto. Es una increíble historia de éxito en la conservación que se debe en gran medida a la tenacidad de una mujer que dedicó gran parte de su vida a un fin superior”. Pasar esos tres días con ella cambió su forma de pensar sobre lo que era posible en una carrera en las ciencias.
“Mi trabajo consiste en ayudar a documentar la importancia ecológica de los IPCA propuestos, analizando datos, creando mapas y elaborando contenidos escritos que destaquen la importancia de estos lugares para mantener la biodiversidad, mitigar el cambio climático y preservar los recursos hídricos. Recopilar esta información es uno de los muchos pasos que se dan durante el proceso de establecer la protección formal de un área y me encanta prestar este servicio a las Primeras Naciones que solicitan la ayuda de Audubon en esta fase”, cuenta.
Carrie ha trabajado con muchas mujeres a lo largo de su carrera, pero las representantes del género femenino no solían estar presentes en puestos de alto nivel ni se las invitaba a participar en las reuniones donde se tomaban las grandes decisiones sobre ciencia y conservación. “He visto que eso ha cambiado en los últimos años y es increíblemente gratificante ser testigo de ello. Las mujeres aportan una perspectiva diferente a la conversación y, francamente, necesitamos puntos de vista más diversos para abordar los innumerables retos medioambientales que tenemos ante nosotros. El campo de la conservación ha estado dominado durante mucho tiempo por hombres blancos, pero tenemos que potenciar las voces de las mujeres y de todos los pueblos históricamente marginados, si queremos tener algún éxito en la resolución de problemas que, en última instancia, nos afectan a todos”, asegura la especialista en el bosque boreal de Canadá.
En 2021, Carrie se unió al Programa de Conservación Boreal de Audubon, donde proporciona apoyo científico para ayudar a documentar los valores ecológicos de las propuestas de conservación dirigidas por indígenas en todo el bosque boreal de Canadá y aumentar el conocimiento y la comprensión sobre las características especiales de biodiversidad y capital natural del bioma del bosque boreal.
Noemi Moreno: al ritmo de la ciencia
Al comparar las fotos de la pequeña Noemí Moreno con las de la mujer adulta que coordina la Estrategia Nacional para la Conservación de Aves de Colombia, que viaja por todo el país para contarle a las comunidades el gran tesoro natural que le pertenece a los colombianos, hay muy pocas cosas en común. Dos de ellas: la sonrisa y la curiosidad.
Cuando Noemí era pequeña cantaba y tocaba piano en la iglesia. Ahora le gusta el rock, el heavy metal y otras cosas más, aunque sigue cantando. También quería ser filósofa y ahora es bióloga y tiene un máster en conservación y uso de la biodiversidad. ¡Los giros de la vida!
Aunque su trabajo como mujer en la ciencia no es precisamente en un laboratorio tomando muestras, aplica a diario sus conocimientos compartiendo la importancia de las aves como indicadores de la salud de los ecosistemas, bienestar humano y desarrollo social y económico para el país.
Ha encontrado inspiración en la historia de Merrit Moore, quien es una física cuántica y bailarina de ballet, que demuestra que con paciencia y perseverancia, todos los sueños se pueden lograr. “También me han inspirado mujeres que he conocido y con las cuales he trabajado; que pese a las adversidades de la vida te motivan a seguir y no desfallecer”, dice. Y es que Noemí puede decir con orgullo que conoce gran parte de los rincones del país, hasta donde ha llegado para hablar de las aves.
Aunque es adulta y madre de Helena, Noemí no se ha olvidado de la niña pequeña que fue, ansiosa por conocer el mundo y escribir sus propias reglas. “Le sigo diciendo a mi niña interior, que estudiar Biología ha sido la mejor decisión que ha tomado en la vida. La ciencia me ha llevado a conocer lugares y personas increíbles, las aves me han dado la oportunidad de entender las relaciones naturales y cómo nosotros podemos mejorar nuestros hábitos para llevar acciones sostenibles. A todas las niñas, empezando desde mi hija, las invito a explorar, preguntarse y no tener miedo a equivocarse”.
*Antes de unirse a Audubon en 2018, Noemí trabajó para la Asociación Bogotana de Ornitología (ABO), donde coordinó el monitoreo e investigación de aves y el Conteo Navideño para el círculo de la Sabana de Bogotá. Actualmente, es miembro de la junta directiva de ABO. También trabajó como consultora para el Jardín Botánico José Celestino Mutis de Bogotá, donde dirigió los esfuerzos de seguimiento de aves en conjunción con el tratamiento y mantenimiento de los árboles de la ciudad. Moreno es licenciada por la Universidad INCCA de Colombia y tiene un máster en conservación y uso de la biodiversidad por la Pontificia Universidad Javeriana.
Adriana Moreno: un viaje hacia la conservación marina y costera de Panamá
Adriana Moreno, una joven apasionada por el océano desde su infancia, encontró su vocación en la conservación marina mientras exploraba las costas vírgenes de su país natal: Venezuela. Allí creció rodeada de la belleza de la naturaleza y la riqueza de su biodiversidad.
Su viaje hacia la conservación comenzó al estudiar biología marina, lo que despertó en ella un profundo deseo de proteger y preservar este tesoro natural para las generaciones futuras.
Como coordinadora del proyecto Patrimonio Natural Azul, en Panamá, Adriana se encuentra en el centro de la acción, asegurando que cada pieza del rompecabezas se ensamble perfectamente para lograr los objetivos de protección marino – costera, que aseguran alojamiento y comida para entre 1 y 2 millones de aves, de más de 30 especies costeras migratorias, como el Chorlo de Wilson o Chorlito piquigrueso (Charadrius wilsonia); playero occidental (Calidris mauri), Chorlo semipalmeado (Charadrius semipalmatus), Zarapito trinador (Numenius phaeopus), Fumarel común o Gaviotín negro (Chlidonias niger) y algunas canoras migratorias, como la reinita cabecidorada o protonotaria (Protonotaria citrea) y la reinita acuática norteña (Seiurus noveboracensis), que usan el istmo de Panamá como refugio en sus rutas migratorias.
Mirando hacia atrás su propia trayectoria, Adriana reflexiona sobre las lecciones aprendidas por el camino. A su yo más joven y a los jóvenes que sueñan con una carrera en ciencia, les ofrece un consejo invaluable: “Tómense su tiempo, no se estresen y disfruten cada momento del viaje. Porque en el camino hacia la ciencia, cada experiencia es una oportunidad para crecer y aprender”.
Con mucho orgullo Adriana nos cuenta como su madre y sus colegas fueron modelos de inspiración para ella: “Siempre he estado rodeada de mujeres científicas, siendo mi mamá mi principal inspiración. Ella es Ingeniera Geóloga con un Máster en Geología, y todas sus amigas y colegas de trabajo son ingenieras, científicas u ocupan roles similares. Son mujeres inteligentes, motivadas y profesionales de alta calidad. Nunca dudé de que podía ser lo que quisiera, y siempre las tuve como referencias para guiarme en mi camino”.
Por último, Adriana comparte un mensaje poderoso para aquellos que desean contribuir a la conservación del patrimonio natural: cada pequeña acción cuenta. Ya sea reduciendo el consumo de plástico, participando en actividades de limpieza costera o apoyando proyectos de conservación, todos podemos marcar la diferencia y dejar un impacto positivo en la protección de nuestro planeta.
Con su pasión, compromiso y determinación, Adriana Moreno está aportando de manera significativa a la conservación marina y guiando el camino hacia un futuro más sostenible y consciente para todos.
Adriana Moreno se incorporó a Audubon en 2022, como administradora local del proyecto "Valoración, protección y mejora del capital natural costero en Panamá". Es bióloga marina con experiencia como consultora ambiental asistiendo en la repoblación de cuerpos de agua, profesora de biología en secundaria y preparatoria, y escritora y editora de un reconocido sitio web que aborda temas de economía, política, derechos de la mujer y medio ambiente en Venezuela.