Ante las amenazas de que una tormenta de nieve de proporciones gigantescas se dirige a toda velocidad hacia el Noreste este fin de semana, muchos acumulan suministros y planean quedarse en casa viendo películas. Pero, ¿cómo harán las aves para sobrevivir la tormenta? La respuesta consta de tres partes: ubicación, preparación y adaptación.
Refugio a mano
Cuando el clima es inclemente, las aves suelen buscar refugio en microhábitats, como dentro de setos espesos o en el lado de los árboles que está protegido del viento. En este caso, ser pequeño tiene sus ventajas. Esconderse en estos lugares puede protegerlas del viento, de la lluvia e incluso del frío (más cerca del suelo la temperatura es más elevada). Las aves que anidan en cavidades, incluidos los carpinteros, sialias y carboneros, también pueden esconderse en los orificios en sus árboles.
"No sé hasta qué punto las aves se detienen a pensar: ’Aquí está un poco más cálido’, pero ya sea una elección instintiva o consciente, no puede negarse que buscan ubicarse en lugares protegidos", explica Kenn Kaufman, editor de campo de Audubon.
Incluso algunas aves recorren varias millas en busca de un refugio apropiado y fuentes de alimento seguras. En invierno, los árboles densos de hoja perenne, píceas o enebros ofrecen mejor protección que las ramas sin hojas de las plantas caducifolias. Las hojas ayudan a mantener el suelo bajo los pinos libre de nieve y, además, les proporciona a las aves un lugar para buscar alimento.
Acumular fuerzas por adelantado
Las aves robustas tienen más probabilidades de sobrevivir a una tormenta. Cuando las aves perciben cambios en la presión atmosférica (un signo de que se avecinan inclemencias climáticas), tienden a buscar más alimento o acudir en bandada a los comederos, señala Kaufman. Cuando la primera tormenta de nieve importante llegó a Ohio este mes, el número de gorriones americanos en el jardín de Kaufman se disparó de un ave solitaria a más de setenta amontonadas alrededor de un comedero.
"Se los puede ver allí comiendo como locos", comenta. "Pueden sobrevivir a temperaturas muy frías siempre y cuando tengan alimento suficiente".
La evolución los respalda
Las aves también han evolucionado para resistir las inclemencias climáticas. Sus patas delgadas y extensas y sus dedos pequeños tienen lo que se denomina circulación a contracorriente. Tienen sangre fría en los extremos de las patas, lo que significa que pierden muy poco calor al posarse sobre suelo frío.
"La circulación a contracorriente es la razón por la que podemos ver grupos de gaviotas argénteas paradas sobre el hielo", explica Kaufman. "No saltan ni tiemblan de frío porque están bien adaptadas".
Las plumas son el aislante perfecto: son casi como chaquetas de plumón naturales. El plumón, debajo de las plumas de contorno, contiene el aire, mantiene el calor del cuerpo y evita que el aire frío llegue hasta la piel. Las aves que invernan en climas fríos también desarrollan un plumaje más grueso en el invierno, que mudan en otoño y primavera.
De este modo, mientras nos calentamos con nuestros chocolates este fin de semana, no tenemos que preocuparnos por las aves: ellas están bien provistas para sobrevivir la tormenta que se avecina.