La historia de cómo los Tecolotes Llaneros perdieron su hogar es bastante conocida: a medida que las industrias manufactureras se desarrollaron luego de la Segunda Guerra Mundial y las maquinarias de construcción se abrieron paso a través de Phoenix, Arizona, el árido paisaje se transformó en una de las ciudades con más rápido crecimiento de los Estados Unidos. Los hábitats y nidos de los búhos —hoyos excavados por mamíferos en extensiones de tierra— desaparecieron a medida que los proyectos de desarrollo comenzaron a surgir en su lugar.
Pero ahora los búhos han regresado.
Hoy en día, en un vertedero en Arizona que se transformó en 600 acres de tierra protegida, los visitantes pueden pasear y observar a más de 100 tecolotes llaneros mientras comen, se reproducen y saludan con sus cabezas en toda la extensión del Hábitat de Recuperación del Río Salado. Desde el año 2013 se ha rescatado y trasladado a los búhos a este lugar a través del proyecto Downtown Owls, una colaboración entre Audubon Arizona, el santuario de aves de rapiña Wild at Heart y la Ciudad de Phoenix, con apoyo de un subsidio otorgado por Toyota TogetherGreen. El objetivo del proyecto es proteger a la especie al solicitar a los ciudadanos —independientemente de su experiencia científica— que construyan madrigueras improvisadas y registren los avistamientos de búhos a través de una aplicación para teléfonos.
A medida que los búhos fueron haciendo del vertedero su nuevo hogar, se hizo importante encontrar un modo de seguirlos y registrar a sus crías. Se comenzó a trabajar en la aplicación en 2014, cuando Cathy Wise, líder del proyecto y directora educativa de Audubon Arizona, se reunió con el especialista en sistemas de información geográfica Connor Bailey para idear una manera simple en la que los voluntarios puedan registrar los avistamientos de búhos en el Río Salado. Desde entonces, con un teléfono inteligente o una tablet, los voluntarios han estado observando y registrando los búhos rescatados a través de cinco sitios seguros, designados por criterios como apertura y falta de vegetación de gran porte para ocultar depredadores. Wise estima que aproximadamente 50 personas, incluidos voluntarios, han contribuido con información. La edad no es un obstáculo. De hecho, lases de tres escuelas, incluida una clase de Biología Avanzada, han realizado viajes de campo a Downtown Owl, durante los cuales los alumnos aprendieron a identificar a los búhos y a marcar los avistamientos en la aplicación.
A partir de estos esfuerzos surgen las observaciones preliminares acerca de la población de búhos rescatados. Wise señala que uno de los sitios seguros parece ser más popular, ya que es hogar de doce búhos cuando la cantidad normal es entre dos y seis. Pero cuando se trata de validar y sacar conclusiones a partir de observaciones de este tipo, Wise señala que, en un principio, el sistema no estaba diseñado para abordar cuestiones más específicas. "Diseñamos el proyecto para que fuera extremadamente simple", indica. Después de todo, al momento de la creación de la aplicación, nadie sabía con seguridad de qué modo los búhos rescatados progresarían o se comportarían en su nuevo hábitat.
Aunque Wise indica que ha sido "un gran primer paso, en términos de comprometer a las personas con la ciencia cívica", también señala que es cada vez más clara la necesidad de una estrategia de investigación más refinada.
"Una de las cosas que nos faltan son los datos negativos" dice, explicando que aunque los voluntarios pasen una hora en el lugar sin ver a un búho, no tienen manera de registrarlo en la aplicación actual. También está estudiando la posibilidad de colocar anillos de colores en los búhos, para que los voluntarios puedan estudiar a los búhos individualmente y no contabilicen al mismo búho dos veces. Wise está nuevamente en contacto con un especialista en sistemas de información geográfica, revisando nuevas formas de mejorar la aplicación.
En medio de la celebración de tres años de progreso de Downtown Owls—con la liberación, el pasado abril, del búho rescatado número cien y la registración en cámara de al menos nueve crías—parece ser el momento oportuno para dar el próximo paso.