Para atrapar atún y pez espada, dos especies muy preciadas, los barcos pesqueros cruzan los océanos del mundo arrojando líneas de varias millas de largo con anzuelos con carnada en aguas lejos de la costa, algo que atrae no solo grandes peces sino también aves marinas en busca de una presa fácil. Esta práctica, llamada pesca con palangre, causa la muerte accidental de decenas de miles de albatros cada año, lo cual contribuye a una rápida disminución de la especie.
Es un problema importante con una solución relativamente simple, dicen los que defienden la conservación. Hay estudios que muestran que la muerte accidental de aves disminuye entre 75 y 95% cuando los buques utilizan tácticas de prevención conocidas, como tirar líneas durante la noche cuando las aves no se alimentan. Si bien la enorme mayoría de las tripulaciones informa hacer eso mismo, la caída que experimentan las poblaciones de albatros sugiere lo contrario. Por este motivo, biólogos de aves marinas se asociaron con científicos de Global Fishing Watch, una organización sin fines de lucro que rastrea la ubicación de buques utilizando información de transpondedores sincronizados a nivel satelital para comprender qué es lo que sucede realmente en el agua.
Un equipo dirigido por David Kroodsma, el director de investigación del grupo, trazó un mapa de los movimientos de 300 barcos de Japón y Taiwán ––países con enormes flotas de pesca con palangre–– en los océanos Atlántico, Índico y Pacífico. Luego utilizaron programas de lectura de imágenes y algoritmos para categorizar las actividades de los buques tomando su dirección y su velocidad. A partir de ahí, extrapolaron el momento del día en el que se tiraban líneas y compartieron estos datos con expertos en aves. “Es la primera vez que vemos qué sucede en los barcos. Es bastante emocionante”, dice Stephanie Prince, bióloga y gestora de proyectos del equipo de trabajo con albatros de la Royal Society for the Protection of Birds.
Los hallazgos fueron más desconcertantes de lo que creyeron con Kroodsma. El análisis reveló que si bien el 85% de los barcos decía que tiraba sus líneas durante la noche, menos del 15% lo hacía. Y aún peor: la mayoría tiran las líneas al atardecer y al amanecer. A pesar de que los datos son limitados, la investigación muestra que es una época clave de forrajeo para las aves marinas de la zona. Por ejemplo, un estudio reciente de la Agencia de Investigación Pesquera de Japón descubrió que la tasa de captura incidental de 12 especies de albatros y 3 de petreles se disparaba una hora antes del amanecer.
Este patrón representa un problema para especies como el Albatros de Cabeza Gris que se encuentra amenazado y se reproduce en la Isla Georgia del Sur cerca de la Antártida, un área que frecuentan las flotas japonesa y taiwanesa. Prince conoció las consecuencias de cerca cuando hacía trabajo de campo en el lugar. “A veces encontraba albatros con anzuelos clavados en la cara”, cuenta.
Si bien las autoridades internacionales de pesca exigen que los barcos del área utilicen dos o tres métodos para proteger a los albatros, como tirar líneas de noche, usar serpentinas o tirar anzuelos más pesados, distan de garantizar su cumplimiento. Para Kroodsma, el primer paso para asegurar que los pescadores con palangre realmente tomen medidas para proteger a las aves es responsabilizarlos por sus actos. “Los resultados de nuestro estudio son desalentadores pero también alentadores”, dice. “De verdad necesitamos transparencia, de otra forma, nada de esto funcionará”.
En octubre, Prince presentó los hallazgos en Australia, Indonesia y en otros seis países de la Comisión para la conservación del Atún de Aleta Azul del Sur, que controla las actividades de pesca de la región. El Equipo de Trabajo con Albatros espera trabajar con los estados miembros para implementar tácticas beneficiosas para las aves en los barcos. Mientras tanto, Global Fishing Watch planea utilizar su algoritmo para controlar otros tipos de pesca pelágica. Cada coordenada del satélite puede revelar una historia lejos de la costa ––una que puede generar una diferencia enorme para los albatros.
Esta historia se publicó originalmente en la edición de verano de 2019 como “Hooked on the High Seas”(Atrapadas en altamar). Para recibir el ejemplar impreso de la revista, hágase miembro realizando una donación hoy mismo.