Mientras que la nueva administración busca recortar los programas medioambientales, escuchamos el mismo razonamiento una y otra vez: No podemos darnos el lujo de proteger el medioambiente, porque hacerlo daña nuestra economía. Solo hay un pequeño problema con este enunciado: no es cierto.
Es posible que usted ya sepa esto instintivamente. Comprar binoculares, viajar a nuevos lugares de avistaje de aves, contratar guías de observación, todas estas actividades alimentan la economía. De hecho, un cálculo de la industria estima que la recreación al aire libre contribuye con más de $800 mil millones al año a la economía, y es directa o indirectamente responsable de emplear a más de siete millones de personas.
Pero las conexiones entre un medioambiente saludable y una economía saludable son mucho más profundas. Tenga en cuenta el sur de Florida. Los empresarios de una variedad de industrias han informado al gobierno de Florida que cuando los Everglades y sus alrededores sufren, también se ven afectadas sus ganancias. Y no estamos hablando solamente de vendedores de barcos y guías de pesca. Los agentes inmobiliarios se quejan de que no pueden vender propiedades donde la contaminación cierra playas y pinta los canales de verde durante dos tercios del año. El noventa y dos por ciento de los propietarios de hoteles en el condado de Lee, cerca de una floración de algas muy publicitada, informaron que perdieron más de 100 noches de reservas debido al incidente.
Y por cada ejemplo como este de pérdidas económicas ocasionadas por problemas medioambientales, es fácil encontrar muchos casos de lo opuesto. En particular, las reglamentaciones medioambientales generan empleos relacionados con la reducción de la contaminación y la limpieza. La reglamentación de mercurio de la Agencia de Protección Ambiental ha impulsado la creación de más de 100.000 empleos al día de la fecha. Un estudio a largo plazo que observa la producción de papel, plástico, petróleo y acero halló que cuando se incorporaron las reglamentaciones, las pérdidas en trabajos sucios se equilibraron con los empleos en adaptación de tecnología y limpieza de contaminación.
Por supuesto, a veces las medidas de conservación pueden parecer costosas, particularmente cuando existen muchos otros temas que los miembros de todos los partidos desean abordar. No todos los programas tendrán éxito, y algunos realmente podrían ser más austeros. Se deberían recortar las inversiones donde sea posible hacerlo sin dañar sus resultados positivos. Pero eso está muy lejos de utilizar la economía como excusa para recortar programas que son realmente exitosos, tanto desde lo medioambiental como desde lo económico.
En Audubon prestamos atención a los datos, y los números demuestran que no debemos elegir entre el medioambiente del que disfrutamos y la economía que necesitamos. Nosotros, y las aves que amamos, podemos tener las dos cosas.