Es momento de actuar

Este siglo, casi la mitad de nuestras aves están en peligro de extinción. Eso no tiene que suceder.
Andrew_Geiger_Time_to_Act

Desde su fundación en 1905, Audubon siempre ha sido sinónimo de aves, y la conservación de aves basada en la ciencia ha sido nuestra misión principal. Siguiendo esa tradición, nuestro equipo científico completó recientemente un estudio de siete años acerca de los posibles efectos del cambio climático sobre las poblaciones de aves de América del Norte. Los resultados son desgarradores: Casi la mitad de las especies de aves en los Estados Unidos se verá seriamente amenazada para 2080, y cualquiera de ellas podría desaparecer para siempre. A medida que las temperaturas a nivel mundial aumenten, a medida que los patrones climáticos cambien, a medida que el hábitat vital de las aves se reduzca y desaparezca, muchas especies conocidas y queridas se irán en busca de lugares más adecuados, o morirán por completo. De acuerdo con nuestros datos, es probable que el colimbo grande abandone Minnesota. El tordo arrocero, un ave de pastizales, se verá abandonado en la zona de bosque boreal de Canadá. Se prevé que algunas aves perderán todos los lugares donde el clima es adecuado para su hábitat de reproducción y, por inferencia, se extinguirán, un destino que compartirán el gorrión de Baird y el escribano collarejo, el chotacabras cuerporruín y el urogallo chico

Para los amantes de las aves, esta letanía de males es alarmante. ¿Extinciones descontroladas de aves? ¿Especies que abandonan sus estados de origen para siempre? Sin embargo, dentro de esa misma información se encuentra la esperanza, un hecho que el equipo científico de Audubon ha destacado, en mi opinión, una y otra vez. Para muchas especies, el modelo ha identificado los llamados "pilares", áreas geográficas que ofrecerán refugio contra la ola de cambio climático de décadas de duración que ya está teniendo su impacto sobre nosotros. Estos pilares serán la clave para el éxito continuo de muchas aves en América del Norte. 

El modelo de computadora sigue métodos científicos comprobados en el tiempo para crear y comprender una gama de futuros posibles. Es el mismo enfoque de modelado que utilizan los gestores forestales, agricultores e incluso las empresas de energía para evaluar cómo múltiples variables, tales como la temperatura y las precipitaciones, afectarán las zonas de cultivo, o para determinar dónde colocar las centrales de energía. En todo caso, se trata de un modelo conservador. Audubon no está en la tendencia de utilizar palabras atemorizantes o de ir más allá de lo que la ciencia nos dice. 

Audubon siempre ha funcionado sobre nuestro enfoque acerca de las amenazas urgentes a las aves. Desde el principio, hemos luchado para obtener legislación innovadora, con el fin de detener la masacre de aves para el comercio de sombrerería; la posterior Ley del Tratado de Aves Migratorias de 1918, con el apoyo de la investigación de Audubon, estableció nuestra reputación como una organización de conservación de aves basada en la ciencia. Desarrollamos dicha reputación en la década de 1960, a través de nuestros esfuerzos para monitorear los efectos del DDT en las poblaciones de águilas. Hoy, al igual que en los dos casos, los datos están presentes y el mensaje es claro: es hora de actuar, cada uno de acuerdo con nuestros valores, pero con urgencia, para reducir el impacto que estamos teniendo en nuestro planeta, así como para preservar el hábitat restante para las aves, en un futuro que presenta un desafío climático. 

Hago hincapié en nuestra pasión colectiva por las aves, por una razón. Nuestro amor por las aves es lo que une a una diversa base, desde Alaska a Texas y Nueva York, juntos bajo el mismo nombre de confianza. Cuatro de cada diez de los miembros de base de Audubon se identifican como independientes o republicanos, como políticamente moderados o conservadores. Eso hace a Audubon muy diferente de la mayoría de otras organizaciones nacionales de conservación con base en los estados costeros azules. Y cuando les preguntamos si Audubon debería o debe abordar el cambio climático, el 91 por ciento de ustedes dijo "Sí". Ese consenso, desde una pluralidad de voces políticas, me dice que todos vemos a las aves desde un punto de vista similar: como ventanas hacia la salud de la naturaleza, como animales únicos y maravillosos, y como parte del mundo que estamos obligados a cuidar. En el siglo XIX, la amenaza de las aves se encontraba en el comercio de plumas. En la década de 1960, fue el DDT. En el siglo XXI, es el cambio climático.

Uno de los aspectos más difíciles de aceptar la realidad del cambio climático es que, en su mayor parte, es invisible. Usted puede escuchar las motosierras talando un bosque. Usted puede ver las retroexcavadoras rellenando pantanos y ver un aumento de la subdivisión. Pero es difícil ver los efectos de un proceso que se desarrolla a lo largo de décadas. Es difícil percibir el cambio sutil de los patrones de las lluvias, de las floraciones más tempranas que rezagan las migraciones de colibríes, de la lenta degradación de los estuarios marinos debido a la elevación inexorable del nivel de los océanos. Pero todas esas cosas están sucediendo. Por ejemplo, más de la mitad de los pantanos en el estuario de Delaware, sede temporal de 1.5 millones de aves playeras migratorias, se ha degradado debido a la elevación del nivel del mar y a la falta de sedimentos. Los modelos predicen que para el año 2100, el 57 por ciento de ese hábitat estero habrá desaparecido por completo. 

Es fácil sentirse abrumado. Bloquear la tala de un bosque es tangible y discreto; salvar el planeta de una amenaza colectiva invisible no lo es. Pero yo no le estoy pidiendo a una persona, o incluso a un pequeño grupo de personas, tomar medidas heroicas. Estoy pidiéndole a todos y cada uno de ustedes que se unan a mí en la toma de medidas personales, en nombre de las aves. Usted conoce mejor sus políticas locales. Usted comprende los valores que usted y sus pares aportan a esta conversación acerca del clima. Audubon funciona mejor cuando se trabaja desde la base; no podemos dictar ni vamos a dictar cuál es el mejor camino para los residentes de Minnesota o de Florida o para los Californianos. Lo que vamos a hacer, sin embargo, es describir el destino y la urgencia que sentimos. Sabemos que algunos de ustedes se sentirán más cómodos haciendo algo concreto y visible, como por ejemplo, plantando hierbas o árboles autóctonos en su patio para reemplazar las especies no autóctonas. O podrían trabajar con otros para proteger un Área local de Importancia para las Aves. Incluso ahora, los miembros de Audubon disponen de tecnología de mapeo sofisticada (sin mencionar el sentido común) para la planificación local del uso del suelo. Y si usted está dispuesto a actuar en su estado sobre las grandes cuestiones difíciles, tales como el uso del agua y la energía renovable, hágalo. Si su preferencia es llevar a cabo esfuerzos a nivel federal para reducir los gases de efecto invernadero, nosotros lo apoyaremos. ¿Por qué? Porque la conservación no tiene un partido propio. Esto no es una cuestión demócrata o republicana; este es un tema de aves.

Esta es mi opinión personal al respecto: he estado trabajando con organizaciones de conservación durante una década. Durante los últimos cuatro años con Audubon, he tenido el honor de servir en equipos que están impulsando la preservación del hábitat en todo el Hemisferio Occidental. Pero la ciencia que se describe en esta edición de Audubon me ha centrado como nunca antes, y he llegado a ver que proteger a las aves de este peligro puede ser la cosa más importante que haga en toda mi carrera. Yo los conocí, y ustedes me han dicho lo mismo. Hace un año, hablé en una cena en Lincoln, Nebraska, y durante una sesión de preguntas y respuestas después de la cena, uno de los miembros más antiguos de la división local de Audubon en Wachiska me desafió: "No puedo mirar a mis nietos a los ojos, respecto de lo que le hemos hecho al planeta. ¿Cuándo pondrá Audubon el cambio climático en el centro de lo que hace para proteger a las aves?".

¿Cuándo? Ahora. 

Hablo en nombre de todos mis colegas de Audubon cuando digo que quiero ser capaz de decirle a mis hijos (y, a partir de noviembre del año pasado, a mi nieto) que hice todo lo que pude para salvar su futuro y el futuro de las aves. En total, Audubon representa a más de cuatro millones de personas. Casi 43 millones de estadounidenses dicen que disfrutan de la observación de aves. Confío en que nuestros muchos aliados se preocuparán por esta ciencia innovadora, así que sírvase compartirla con ellos. Y luego, haga algo al respecto: para un ave, la esperanza es usted.

David Yarnold es el Presidente y Director Ejecutivo de National Audubon Society.