Este año, la Ley del Tratado de Aves Migratorias (MBTA, por sus siglas en inglés), una de las leyes de conservación más antiguas e importantes del mundo, cumple 100 años. Su aprobación fue una de las primeras grandes victorias de Audubon en cuanto a la conservación y allanó el camino para que muchas de nuestras aves más emblemáticas se recuperaran de la casi extinción. El centenario de esta ley emblemática es la razón por la cual más de 50 socios, incluidos Audubon, National Geographic, el Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell y BirdLife International como principales organizaciones celebran el 2018 como El Año de las Aves. Pero las decisiones recientes del gobierno actual y las posibles acciones en el Congreso podrían afectar a la Ley MBTA de manera negativa. Por el bien de todas las aves de América del Norte, eso no puede suceder.
La Ley MBTA crea un incentivo para que las personas protejan a las aves cuando los humanos industrialicen un entorno natural. Esta es una meta admirable y la Ley MBTA ha sido una gran impulsora del cambio en América del Norte. Sin embargo, muchos de los problemas que enfrentan las aves en la actualidad (pozos de petróleo y derrames, líneas eléctricas de alta tensión, entre otros) no representaban grandes problemas cuando se promulgó la Ley MBTA. Con frecuencia las aves perecen al confundir un pozo de desechos de petróleo descubierto con un estanque, o al chocar con líneas eléctricas que para ellas son prácticamente invisibles.
Para limitar estas muertes, varias compañías, incluso en los sectores de petróleo y electricidad, trabajaron con organismos que se dedican a proteger la vida silvestre y grupos de conservación como Audubon para diseñar e implementar mejores prácticas para proteger a las aves, muchas de las cuales son simples y de bajo costo.
Las soluciones de baja tecnología pueden ser tan simples como cubrir los pozos de alquitrán con redes, marcar las líneas eléctricas para hacerlas más visibles y cambiar las luces de las torres de comunicaciones de rojo constante a intermitente. En el ámbito de la alta tecnología, los líderes en energía eólica usan tecnología de detección para apagar las turbinas si las aves vuelan demasiado cerca.
Con tantas soluciones y alianzas que ya están en marcha, nos quedamos pasmados cuando dos días antes de Navidad (momento que solo puede verse como un intento de pasar inadvertido) el Departamento de Interior anunció que ya no responsabilizaría a la industria por las muertes de aves. A ese anuncio le siguieron medidas tomadas en el Congreso. En noviembre, la representante Liz Cheney (R-WY) agregó el texto que anularía la Ley MBTA al proyecto de ley H.R. 4239. Al momento de esta publicación, el proyecto de ley se encuentra a la espera del voto de la Cámara.
Bajo la propuesta de Cheney o el dictamen jurídico del Departamento de Interior, BP habría permanecido indemne por el millón de aves que murieron en el Golfo después del derrame del Deepwater Horizon. Nadie realmente desea eso y más de 500 organizaciones que representan a cada estado y millones de estadounidenses han firmado una carta que pide al Congreso que honre la Ley MBTA al celebrar su aniversario, no al perjudicar a esta ley clave y a las aves que protege.
La Ley MBTA no elimina empleos. No limita el crecimiento económico. La Ley MBTA ha salvado a la garceta nívea, a la grulla canadiense, al cisne trompetero y al águila calva de la extinción. Únase a nosotros para hacerles saber a este gobierno y a sus representantes locales cuánto valora la ley más importante de protección de aves.
Esta historia se publicó originalmente en la edición Primavera 2018 de la Revista Audubon bajo el título "If You Care About Birds, Protect This Law". Para recibir la revista en formato impreso, conviértase en miembro realizando una donación hoy.