(Haga clic en la imagen para hacer zoom en las imágenes que componen el mosaico, o toque para largar una imagen más grande en su dispositivo)
Cuando la revista Audubon publicó el último número especial sobre aves y cambio climático, en 2014, el águila dorada que adornaba nuestra portada causó una gran impresión. La imagen fue compuesta a partir de cientos de ilustraciones de John James Audubon que refleja las aves que se ha encontrado que están amenazadas por el cambio climático. Cinco años más tarde, la ciencia ha avanzado. El número de aves amenazadas por el clima ha aumentado. Y también lo ha hecho la urgencia con la que las personas deben actuar para impedir los efectos más devastadores del calentamiento global. Para la portada de este número, quisimos una imagen que impactara pero que también empoderara. De modo que recurrimos al mismo artista y le pedimos que lo ejecute con un giro.
El mosaico del cárabo lapón que se ve aquí está compuesto de fotos del personal y voluntarios de Audubon, a lo largo y a lo ancho de su red de sucursales, centros y oficinas estatales, tomadas durante los últimos cinco años mientras realizaban actividades desde paseos de observación de aves y restauración de plantas autóctonas a la custodia de aves costeras y días de cabildeo con legisladores. Al diseñador visual Charis Tsevis le tomó dos semanas para organizar las 403 imágenes que le fueron enviadas en una pieza fotorrealista con significado y profundidad.
“Temáticamente, esta imagen tiene dos premisas fundamentales: comunidad y acción”, dice la directora de arte de Audubon, Kristina Deckert. “Podríamos haber utilizado imágenes científicas, o datos, o aves, para componer el búho. Pero en cambio utilizamos imágenes de personas realizando la labor porque la perspectiva periodística ahora no pasa por si el cambio climático está ocurriendo o no, sino por qué vamos a hacer colectivamente al respecto”.
La elección del búho, además, simboliza la oportunidad que tenemos en este momento histórico. El nuevo informe climático de Audubon encuentra que el cárabo lapón podría perder 97 por ciento de su área de reproducción estival actual si las temperaturas globales aumentan 3 grados centígrados por sobre los niveles pre-industriales. El hábitat ártico del búho está calentándose más rápidamente que cualquier otra parte de la Tierra y una vez que sus remotos bosques de taiga se conviertan en lugares en donde no puede vivir quedan pocos lugares más al norte a donde puede retraerse. Si retenemos el calentamiento a 1.5 grados, no obstante, solo natural podría perderse el 59 por ciento de su hábitat, lo que le daría al cárabo lapón un punto de apoyo sobre el cual sobrevivir en un mundo cambiante.