En 2016, será difícil encontrar una empresa que no sea compatible con la sostenibilidad, incluyendo la gestión ambiental y la conservación. Los CEO y sus vendedores han recibido el mensaje de que ser ecológico es bueno para los negocios.
Entonces, ¿cómo sabemos cuáles empresas están realmente comprometidas y cuáles no lo están? He aquí un consejo: busque empresas que hayan llevado a cabo iniciativas de sostenibilidad en sus departamentos de marketing y en sus operaciones diarias.
Busque empresas como General Mills, la cual se ha comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 28 por ciento para el 2025. O Microsoft, que creó un sistema interno de imposición de carbono y ahora cobra a sus unidades de negocio por su uso de carbono (el dinero se utiliza para financiar esfuerzos de sostenibilidad). O Toyota, que está reduciendo las emisiones a través de sus procesos de fabricación mientras que simultáneamente desarrolla tecnologías de automoción que contaminen menos. Como socio de Toyota durante siete años, Audubon sabe de primera mano que este compromiso se extiende a la filantropía, la empresa invirtió $25.4 millones en proyectos de conservación impulsados por la comunidad a través de nuestra Iniciativa Conjunta de Toyota TogetherGreen.
Pero hay un límite hasta dónde pueden llegar las empresas por su cuenta a la hora de apoyar la conservación o reducir las emisiones, e incluso si todas las empresas en el mundo revisaran sus operaciones diarias, todavía no llegaríamos a donde deberíamos estar para asegurar un futuro saludable para las aves y las personas. Cuando se trata de líderes empresariales, los verdaderos defensores del medio ambiente son los que están dispuestos a defender las políticas y regulaciones que realmente protegerán o restaurarán los lugares que las aves necesitan.
En diciembre, muchas corporaciones trataron de subirse a la ola de emoción que salió de París una vez que se llegó a un acuerdo mundial sobre el cambio climático. Pero las organizaciones más valientes fueron las que hablaron mucho antes de que un acuerdo sobre el clima estuviese a la vista, empresas como Aveda, que se asoció con National Audubon Society con el fin de recolectar firmas de personas de todo el mundo en apoyo de un acuerdo para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 grados centígrados.
No es suficiente para que los ciudadanos corporativos hablen acerca de ser ecológicos. Ya ni siquiera es noticia. La ética de que “la ecología es buena para los negocios” ha existido durante el tiempo suficiente para que nosotros, como consumidores, esperemos más que declaraciones nobles en los sitios web de la empresa. Tómese el tiempo para averiguar qué empresas actúan de acuerdo a lo que predican. Porque cuando se trata de sostenibilidad, lo que hace una empresa en realidad es todo lo que importa.
A continuación hay algunos detalles sobre cómo los consumidores pueden ver la diferencia entre la acción ecológica y el mero discurso ecológico.