Hace una década, un grupo de biólogos hizo un descubrimiento sorprendente: al seguir a la aguja colipinta, descubrieron que las aves costeras de una libra, que tienen picos más largos que sus cabezas, volaban sin parar por hasta 7.000 millas sobre el océano Pacífico, desde sus territorios de invernada en Nueva Zelanda hasta sus zonas de reproducción en Alaska.
Uno de los biólogos detrás de la gran revelación era el científico veterano de aves costeras Nils Warnock, que ya había pasado décadas investigando misterios de migración. Fue uno de los primeros ecologistas en desplegar microtecnologías en especies más pequeñas, utilizando rastreadores de radio y etiquetas satelitales para ver cómo se mueven por el mundo el correlimos de Alaska, el correlimos común y otros maratonistas alados.
Luego de estudiar el comportamiento de la serpiente de cascabel y de la cobra durante la universidad, Warnock consiguió un trabajo en Point Blue Conservation Science, un centro de investigación de la vida silvestre en la costa de California. Allí comenzó a trabajar con aves costeras y decidió no volver. Se quedó en Point Blue durante 20 años, antes de pasar algunas temporadas como científico de respuesta a derrames de petróleo en la Universidad de California. En 2012, Warnock tomó el mando de Audubon Alaska, acercándose a las zonas de reproducción fundamentales a las que alguna vez había llegado siguiendo a sus objetos de estudio. Hoy en día no pasa tanto tiempo en el campo, aunque sí observa aves cada mañana mientras camina hacia la oficina en Anchorage.
Nos encontramos con Warnock para hablar sobre sus descubrimientos más importantes, y para ver qué nueva y emocionante aventura está tramando con Audubon Alaska.
Audubon: En los más de 30 años que ha dedicado al estudio de las poblaciones de aves costeras, ¿qué patrones ha notado?
Nils Warnock: Para gran parte de América del Norte, todavía no contamos con los esfuerzos de monitoreo suficientes que nos permitan detectar tendencias estadísticamente válidas. Las especies amenazadas y en peligro de extinción, como el chorlitejo blanco, se estudian de cerca debido a las regulaciones federales o estatales; pero, en general, aún no tenemos la información que necesitamos para terminar de armar el rompecabezas. Los datos que sí tenemos, sin embargo, sugieren que la población de muchas especies de aves costeras está disminuyendo en lugar de aumentar. Así que, en general, podemos decir que no les está yendo muy bien.
A: ¿El monitoreo en el Ártico y en Alaska también representa un problema?
N: Sí, es difícil aquí. Las zonas de reproducción de las aves costeras son muy extensas y no tenemos muchas vías de acceso. Hay algunos esfuerzos positivos, como la Red Demográfica de Aves Costeras de Alaska. Pero dependen del tamaño de la muestra y la logística, y moverse en el Ártico es simplemente caro y difícil.
A: Dada la escala gigantesca del trabajo de conservación de Audubon Alaska, ¿hay algún tipo de tecnología que hace que sea más fácil?
N: Estamos utilizando GIS-ESRI para sintetizar datos, trazar información científica compleja y tratar de darle sentido a todo. GIS es la columna vertebral de lo que hacemos y cómo trabajamos con científicos. Cuando se ven amenazadas áreas de importancia muy concentradas, entramos y decimos: “Ey, aquí están todos nuestros mapas de distintas IBA (Áreas Importantes para la Conservación de las Aves) y colonias de aves marinas”. Trabajamos con las industrias, mostrándoles la información, ayudándolas a evitar estas áreas clave. Y lo hacemos en todo el estado: en el Estrecho de Bering, en el Refugio Nacional de Vida Silvestre en el Ártico, en el Tongass, y ahora en el bosque boreal. Es un enfoque similar para todos estos lugares.
A: Su último proyecto de GIS implica trabajar con la Guardia Costera para desarrollar rutas de navegación en el Estrecho de Bering. ¿Cómo se puede medir si una de estas rutas es segura o no?
N: Anticipamos que la navegación va a aumentar de manera drástica a través del Estrecho de Bering a medida que se derrita el hielo marino, por lo que estamos tratando de adelantarnos a la situación. El Estrecho de Bering es el punto más estrecho entre los Estados Unidos y Rusia, con tan solo 60 millas de ancho. Todos los mamíferos marinos en esta parte del mundo pasan por allí, y justo en el medio del estrecho está uno de los sitios de colonias de aves marinas más grandes del mundo: La Isla Diómedes Menor. Estamos trabajando con la industria para diseñar rutas que minimicen los desastres ambientales, como los hundimientos de barcos, o los derrames de petróleo y otros combustibles, en el agua. Por ejemplo, toda la población mundial del eider de anteojos se centra en las polinias del estrecho, que son agujeros de agua en medio del hielo. Usted no quiere que los barcos pasen por esa zona.
A: ¿Así que es importante saber cómo las especies del Ártico utilizan este tipo de espacios?
N: Sí, esa es una de las cosas que siempre me ha interesado. ¿Qué hacen las aves durante la noche? ¿Dónde duermen? ¿A dónde van? Para estudiar eso, es necesario poder realizar un seguimiento de las aves, que es el motivo por el cual comencé a participar en algunas de las primeras investigaciones utilizando transmisores y etiquetas.
La aguja colipinta terminó siendo la mejor de las especies que estudié; generó más entusiasmo y realmente capturó la imaginación de las personas. El primer año, fuimos a Nueva Zelanda a finales de enero y probamos unos arneses de seguimiento sobre las agujas colipinta. Luego, implementamos etiquetas satelitales en más de una docena de aves con la ayuda de un veterinario de USGS. Fue un éxito fenomenal. Descubrimos que las aves engordaron en los estuarios de Nueva Zelanda y que, a mediados de marzo, despegaron y volaron sin parar entre cinco y siete días para llegar al Mar Amarillo, en China. Pasaron un mes allí y, a continuación, volaron sin parar a sus zonas de reproducción en Alaska. Pudimos seguir a una hembra, a la que llamamos E7, durante todo el camino y en tiempo real porque su etiqueta no se quedó sin batería.
A: ¿Hay algo acerca de las aves que aún te resulte misterioso?
N: Todavía hay un mucho por aprender sobre cómo las aves utilizan el mundo. Todos los días estamos aprendiendo datos fascinantes acerca de hacia dónde van las aves entre las zonas de reproducción y de invernada, cómo vuelan estas distancias increíbles, y cómo responden a los elementos. Eso me sigue intrigando.
A: ¿Así que las aves son una buena manera de enseñarle a la gente que los lugares distantes como el Ártico todavía son muy importantes?
N: Sí, en Audubon Alaska hacemos hincapié en esto todo el tiempo. El Ártico contiene zonas de reproducción para las cuatro rutas migratorias de América del Norte; las aves conectan a Alaska con todos los demás estados del país, y con todos los demás continentes del planeta. Eso solo demuestra lo interconectados que estamos todos.
La entrevista se ha editado por motivos de duración y claridad.