Preparándose para su trabajo sobre el Cormorán Grande, el ilustrador Martin Haake, quien vive en Berlín, examinó muchas otras obras de John James Audubon con el fin de familiarizarse con el artista. “Tiene una habilidad increíble para retratar un cierto momento en la vida de un ave”, cuenta. El cuello del macho, ingeniosamente inclinado hacia su familia, cautivó a Haake, quien buscaba preservar la teatralidad del cuarteto simplificando la imagen la mismo tiempo. “Quería centrarme en una sola ave para ser un poco más abstracto”, planifica.
Para crear al patriarca aviar, Haake pegó fragmentos de papel pintado y recortes de libros y revistas sobre un viejo trozo de papel. Luego escaneó la imagen en Photoshop y jugó aún más con los diseños y los colores. Haake probó con una versión sin el bocadillo escamoso, pero finalmente decidió que debería dejarlo. “Queda más bonito con el pescado”, confiesa.
Al observar el original de Audubon, es fácil imaginar a los polluelos con sus bocas abiertas pidiendo su parte. Sería un instinto natural, el Cormorán Grande se alimenta totalmente de presas acuáticas. Audubon observó que todas las especies de Cormoranes “son expertas en arrojar los peces que cazan con dificultad, aproximadamente un pie sobre sus cabezas, y atraparlos con la garganta abierta”.
Este artículo se publicó originalmente en la edición de invierno de 2019. Para recibir la revista impresa, hágase miembro hoy mismo realizando una donación.