La representación de John James Audubon de una Garceta Tricolor cautivó al ilustrador Llew Mejia. El follaje tropical le recordó a Everglades de Florida y a criaturas merodeando fuera del alcance de los humanos. "Parece que aquí hay algo muy misterioso", dice Mejía, quien vive en la ciudad de Nueva York. En su interpretación del ave costera del sudeste, Mejía rinde tributo a la composición de Audubon mediante un estilo basado en México. Vivió ahí de niño y disfrutó visitas familiares a Tlaquepaque, una ciudad cerca de Guadalajara conocida por su alfarería. "Podías entrar a los talleres de las personas, y estaban pintando y esmaltando cerámicas", comenta. Las líneas y colores en su obra reflejan esta tradición de arte popular, pero el soporte de Mejia es moderno: Lo hizo con Photoshop. La rana atrapada en el pico del ave aporta ligereza y observaciones artísticas.
Como observó Audubon, la Garceta Tricolor (a la cual llamó Garceta de Luisiana) es una cazadora escurridiza: "Ni un caracol puede escapar de su búsqueda entusiasta", escribió. Sin embargo en la pintura de Audubon, el ave apenas acicala sus plumas delicadas. "Quizás no quería que parezca un depredador", manifiesta Mejia. Ciertamente, el naturalista llamaba a la especie afectuosamente la “Dama de las aguas”, en referencia a su elegancia vigorosa. El anfibio de Mejia nos recuerda que esta dama almuerza.
Este artículo se publicó originalmente en la edición de invierno de 2018. Para recibir la revista impresa, hágase miembro hoy mismo realizando una donación.