Paul Bannick ha pasado decenas de miles de horas en el campo fotografiando búhos para su libro, Búho: Un año en la vida de los búhos de América del Norte. Para capturar búhos durante cada etapa de la vida de los mismos, viajó desde el sur de Florida hasta el Refugio Nacional de Vida Silvestre en el Ártico y a un sinfín de lugares entre estos dos puntos. “Cuando vemos los búhos en el invierno, para mí son emisarios de estos otros lugares, y en sus visitas y sus llamados, una invitación para aprender más”, dice. “Mi esperanza es que las personas acepten esa invitación, y en lugar de solo tratar de capturar la mejor fotografía del búho, realmente contemplen por qué está aquí y cómo podemos asegurarnos de que podrá volver en el futuro”. Hablamos con Bannick sobre las lecciones aprendidas de su enfoque de una década sobre fotografiar búhos.
Audubon: ¿Qué le inspiró a hacer este proyecto?
Paul Bannick: Desde que era niño, he utilizado la fotografía como una forma de mostrarles a las personas los lugares que estaban bajo amenaza. Mi creencia es que protegemos lo que amamos y amamos lo que conocemos. Así que quise que la gente supiera más acerca de los búhos, amarlos, no estar fascinados u obsesionados con ellos, sino verlos y querer proteger el hábitat de los búhos y los demás animales que viven allí con ellos.
A: ¿Por qué son los búhos un buen tema para promover la conservación?
PB: Hay 19 especies de búhos en América del Norte y casi todas son una especie indicadora. Si prestamos atención a los búhos, nos hablarán sobre todos los otros animales que comparten su hábitat. El búho nival pasa la mayor parte de su tiempo en la tundra ártica o sobre el hielo marino en invierno, y en estos lugares termina contándonos también sobre las amenazas para el buey almizclero, el caribú y los osos polares. Y el tecolote bajeño en el desierto de Sonora se expone a las amenazas del monstruo de Gila, el saguaro y los pájaros carpinteros de Gila. Cada búho, en cierta forma, es un mensajero y representa una gran cantidad de animales que ocupan su mismo medioambiente.
A: ¿Qué le atrae personalmente de los búhos?
PB: Siempre he sido una persona que disfrutó del aire libre, que ha hecho kayak, salido con una mochila y acampado, y en mis horas más sensibles, cuando por fin me detengo, es siempre el llamado de un búho lo que para mí simboliza los lugares salvajes. Me gusta mucho el hecho de que tengamos todo desde un tecolote llanero en los pastizales hasta un búho nival en la tundra, desde un cárabo gavilán en el bosque quemado hasta un cárabo lapón en los prados montañosos. En cada lugar salvaje que me gusta, hay un búho que me canta una serenata de noche.
A: ¿Por qué estructuró su libro en torno a las fases de la vida de los búhos?
PB: Para mi primer libro, El búho y el Pájaro Carpintero, me enfoqué en moverme a través del continente, entre los hábitats. Pero cuando empecé a hablar sobre ello, me di cuenta de que las partes de mis presentaciones que a las personas les gustaban más eran las que podían relacionar con su propia vida: encontrar un compañero, formar una familia, cuando las crías llegan a ser independientes y también sobrevivir a momentos duros. Así que quería llevar a las personas a través de ese año y mostrarles lo qué es lo que el búho necesita para alcanzar la siguiente etapa de la vida. Y al ver lo que necesitan, mi esperanza es que todo el mundo se convierta en mejores administradores de los lugares donde viven.
A: ¿Por qué el invierno es propicio para fotografiar búhos?
PB: A medida que se acerca el invierno, los búhos están en movimiento: migrando, irrumpiendo o simplemente ampliando sus territorios. En conjunto, estos movimientos dan lugar a la concentración más grande de búhos de diferentes especies y geografías de la que tenemos en cualquier otra época del año. Así, por ejemplo, usted podría ver que los mochuelos boreales de los bosques densos de píceas, los cárabos lapones de las praderas boreales y los cárabos gavilanes de la taiga todos vuelan a Washington, Idaho, Montana, Michigan, Minnesota y Maine para cazar con pocas millas entre ellos, mientras que cuando están en sus refugios de verano, los mismos individuos pueden haber estado a varios cientos de millas de distancia.
A: ¿Cómo se puede fotografiar búhos de manera ética?
PB: Es muy, muy difícil. Quiero fotografías que representen de forma real el mundo natural, así que no acoso a los búhos, y no añado ni elimino elementos de las fotografías. Ninguno de mis objetivos estuvo cautivo; no obstante, fotografié algunos búhos en el proceso de anillamiento. En el campo, la regla debe consistir en no cambiar el comportamiento del búho y no ponerlo en peligro. Lo que lo hace realmente difícil es que muchas veces esto varía en función de la especie, la temporada, la situación y el paisaje.
A: ¿Qué distancia se debe mantener de los búhos?
PB: Para un búho nival que descansa en una playa cerca de una zona urbana, hay que permanecer a 100 yardas de distancia. Sin embargo, un cárabo lapón posado en un árbol en medio del día puede dejar que alguien se acerque a 20 yardas de distancia. Lo más importante es entender al búho y lo que hace cuando está bajo estrés. Si un búho nocturno se ve obligado a abrir sus ojos durante el día, son malas noticias. Si un búho que está encorvado y descansando de pronto levanta la cabeza y el cuerpo de sus patas, usted está demasiado cerca. Si un búho se alza en vuelo, usted se ha acercado demasiado o ha hecho algo mal. Virtualmente cada fotógrafo y observador de aves se ha acercado demasiado a las aves en algún momento, yo incluido. La clave es que tenemos que ser sensibles a ellas y evitar molestarlas siempre que sea posible.
También hay que prestar atención a toda la situación. ¿Se encuentra el búho en propiedad pública o privada? Si está en una propiedad pública, ¿es un área en la que se supone que no se debe caminar porque no tiene rutas? ¿Está en una propiedad privada, donde hay un propietario que no te quiere allí? En ese momento, se debe considerar si en realidad existe un peligro para el búho al entrar en la propiedad.
A: ¿Se deben tomar precauciones adicionales cuando se fotografía nidos?
PB: Fotografiar en nidos es riesgoso, por lo que hay que empezar por preguntarse si es necesario y si usted tiene el equipo adecuado para hacerlo de manera segura. Con nidos, llego antes de que llegue el ave. Si estoy fotografiando una especie nocturna, me instalo durante el día en un escondite a fin de que, cuando las aves se activen, no se den cuenta de mi presencia. Si se trata de un ave diurna, llego cuando está oscuro; así, cuando el búho despierta, estoy cerca, pero sin alterar su comportamiento. Las mejores horas para fotografiar son siempre temprano en la mañana y al final de la tarde/primeras horas de la noche. No es entonces cuando un fotógrafo debe llegar.
Los nidos requieren de mucha experiencia. Cuando las personas empiezan a interesarse por la fotografía, quieren acercarse más y más. Con nidos, es necesario alejarse más y más. Para un búho nival en la tundra ártica, me instalo tan lejos que, con mi lente de 600 milímetros y mi objetivo de 1.4, el nido está todavía en menos de la cuarta parte de la imagen. Incluso a esa distancia, si el búho hembra no emprende el vuelo de regreso al nido en dos minutos, levanto mi escondite y me marcho, y no vuelvo a ese nido. No vale la pena alterar el comportamiento del búho.
A: ¿Se puede utilizar el flash?
PB: Casi nunca lo uso. La sola excepción ocurre con la totalidad de los búhos nocturnos, pero no voy a golpearlos con la luz en la oscuridad; primero me aseguro de que se iluminen. Si se está fotografiando búhos estrictamente nocturnos, debe hacerse con mucho cuidado. No queremos asustarlos y hacer que se conviertan en presa de otra ave más grande.
A: ¿Qué hay de usar carnada con los búhos?
PB: Hay una serie de razones por las que no uso carnada. Una de ellas es porque quiero fotografiarlos mientras cazan de manera natural. La otra es que utilizar carnada a menudo da un mal ejemplo. Una persona usa carnada con búhos, y luego otros lo hacen, y muy pronto el ave se acostumbra a las personas y situaciones como las carreteras y automóviles. Con el tiempo habrá una colisión.
A: ¿Su propia filosofía de la fotografía ha evolucionado con el tiempo?
PB: Mi fotografía ha cambiado mucho desde que empecé a fotografiar aves y búhos. Francamente, una de las principales cosas que ha cambiado es que he retrocedido. A pesar de que siempre supe que no deseo cambiar el comportamiento de las aves, como fotógrafo, siempre es tentador estar más cerca de ese límite, donde no se modifica el comportamiento. Mientras más disparo, disparo cada vez más lejos del sujeto, y me he dado cuenta de que mi fotografía es cada vez mejor porque soy capaz de obtener más comportamientos e integrar más del medioambiente.
A: ¿Alguna idea final para nuestros lectores?
PB: Si queremos ver y fotografiar búhos, el mejor recurso que tenemos en este país son nuestras tierras públicas. Las tierras privadas son vulnerables a que la gente no quiera la atención que les damos, pero las tierras públicas que tenemos en este país —parques nacionales, tierras de la Agencia de Gestión Territorial (BLM, por sus siglas en inglés), las tierras forestales, tierras litorales y otras áreas naturales— son cruciales. Sin ellas, no podríamos disfrutar de estos búhos, verlos y fotografiarlos. Y a veces lo damos por sentado. Es muy importante que las personas sigan protegiendo y levantando sus voces a favor de nuestras tierras públicas.
Esta entrevista se editó por motivos de duración y claridad.