La artista Dianne Bennett creció entre la dispersión urbana del Valle de San Fernando en California. "Mi experiencia fue ver cómo cada pequeño espacio abierto se desarrollaba", comenta. Su trabajo a menudo se ha enfocado en animales en ámbitos bucólicos pero está evolucionando por las crecientes preocupaciones ambientales. "Ahora", sostiene, "es como que la humanidad está empezando a tomar el mando de la pintura".
La huella humana es evidente en su representación del azulejo garganta canela macho de Audubon, que introdujo en una pintura al óleo sobre un cartel de construcción rescatado en la carretera. Se eleva entre cuadrados y triángulos superficiales que representan edificios. Los parches verdes simbolizan áreas naturales cada vez más reducidas, mientras que los espirales lechosos evocan el cosmos. La perspectiva no está del todo mal: una pequeña caja en el extremo derecho representa viviendas que la gente construye para ayudar a estas aves a prosperar.
Bennett ha pintado azulejos sobre diversos lienzos, incluyendo un remolque clásico de marca Kit Companion de 1948 con el que ella y su esposo, Chris Engle (hijo de Helen Engle, antiguo miembro del directorio de Audubon), recorren el noroeste del Pacífico. "Los azulejos son icónicos", afirma Bennett. Es un sentimiento que compartía John James Audubon, quien describió a la especie oriental, la más esparcida de las tres, como "uno de las más agradables de nuestros plumíferos favoritos".